El concejal de Economía, Rubén Rosón (Somos), dirigió el foco ayer hacia la central térmica de Soto de Ribera, en el vecino concejo de Ribera de Arriba. Afirmó que la contaminación está causada por las "partículas de dióxido de azufre que no emiten los vehículos, sino la central de Soto de Ribera" y calificó de "parche" las medidas adoptadas para controlar las mediciones.

La consejera de Medio Ambiente, Belén Fernández, rebatió sus argumentos y explicó que "hay cuatro estaciones de emisión de control de la calidad del aire en el entorno de las instalaciones de la central térmica y han arrojado valores normales, al igual que los dos focos de seguimiento en continuo que hay en ella". "Si fuese esa la procedencia de la contaminación, antes que en el Palacio de los Deportes, se dejaría sentir en las estaciones de plaza de toros y del parque Purificación Tomás", añadió.

Defender "la imagen de marca" ha sido la prioridad del Gobierno regional, según la Consejera. Sobrepasar el valor de las 50 PM10 (partículas en suspensión) 36 días al año implica, según el alcalde, Wenceslao López, que Oviedo sería declarada "punto negro". La capital asturiana ya sumaba 33 días de incumplimientos cuando el Principado lanzó la alarma. "La medida es transitoria y coyuntural, no es la solución definitiva, pero ha tenido una eficacia probada y a las 43 horas de ponerse en marcha los niveles de contaminación son normales", añadió Belén Fernández.