El escritor y filólogo Ovidio Parades (Oviedo, 1971), lleva letras en la sangre. La lectura le acompaña desde niño, y también los textos que redactaba, mientras su madre hacía tareas en la casa, y de paso le animaba. Casi ni recuerda cuando empezó a escribir cuentos y relatos, por los que ha recibido diferentes premios. También colabora en diversas publicaciones donde escribe sobre libros, música, películas o espectáculos teatrales. En 2001 publicó "L'habitación azul". En 2010 "El extraño viaje", con importante éxito de público y crítica. Y en 2011, repitió ese éxito con "Ventanas compartidas". Ahora acaba de salir su séptimo libro, titulado "Corrientes de amor", compuesto por 14 relatos protagonizados mayoritariamente por mujeres.

La temprana vocación literaria."Nací en Oviedo en el año 1971, en el mes de octubre. Pasé toda mi infancia en la ciudad a la que me siento firmemente enraizado. Eso no quiere decir que no me guste Gijón, donde me casé. Estudié en el colegio Loyola y desde muy temprano empecé a escribir. Tal vez esos son los primeros recuerdos que tengo del colegio. Yo creo que los relatos iniciales datan de cuando tenía nueve años. Mientras mi madre hacía las tareas domésticas yo escribía mis historias y se las leía. Ella siempre me animaba".

De Zipi y Zape a personajes de carne y hueso. "Leía las historias de Zipi y Zape, eran unas de mis favoritas; y me inspiraba en ellos para construir historias en las que también entraban los personajes de los libros de Los Cinco. Luego ya me inventé otros protagonistas; hacia collages con ellos y los grapaba. La verdad es que me lo pasaba genial".

Incondicional apoyo paterno y materno. "Puedo decir que me siento muy afortunado, porque en casa me fomentaron la vocación desde el principio. Me acuerdo que íbamos de vacaciones a la playa de San Juan, e n Alicante, donde había un quiosco repleto de libros y tebeos. Mis padres siempre me compraban lo que pedía. Era genial llegar y elegir, sabiendo que tenías por delante todo el tiempo del mundo para leer en la playa. De aquellos veranos recuerdo las novelas de Julio Verne, y cómo no, también las aventuras de Los Cinco, que ha marcado a toda una generación".

Libros frente a vídeo juegos. "Me da la impresión de que tal vez se ha perdido un poco la afición a la lectura entre los niños y jóvenes. Los libros compiten ahora con los vídeo juegos e internet. Si bien es cierto que hay muchos niños fanáticos de la lectura. Tuve una etapa de librero y una de las cosas que más pena me daba era ver que muchos entraban en la tienda, pedían libros y sus padrees no se los compraban porque les parecía muy caro, y esto era antes de la crisis. Es algo que a mi no me ocurrió y lo considero una gran suerte. Hay todo tipo de padres y madres: algunos fomentan la lectura en casa y a otros les trae sin cuidado. A mi me parece una de las cosas más importantes que se puede legar a un hijo".

Un buen estudiante, inclinado a las letras. "Fui un buen estudiante en el colegio, aunque tuve algún problema con las matemáticas, que logré aprobar muy justito. En cambio, con las asignaturas de letras todo iba genial. En COU gané el primer concurso literario para estudiantes de ese curso, convocado por el colegio San Fernando, de Avilés. Eso me animó mucho. Escribes tus cosas con mucha ilusión y de pronto ves que otros las valoran. Recuerdo que el relato galardonado se titulaba "Elisa siempre tarda". El argumento iba de una amiga que esperaba a otra para que le trajera su botella de vino; era una historia de mujeres de vida tremenda".

Las mujeres, fuente de inspiración. "Las mujeres siempre me han inspirado mucho a la hora de escribir. De hecho, me crié con mujeres: madre, abuela y primas. Me gustaba mucho cocinar. Veía a mi abuela hacer el arroz con leche y me interesaba por saber como se hacía. A veces me miraban un poco raro. Todavía no había llegado la fiebre de los programas de cocina, que ahora son lo más. Y aprendí hasta el punto de que presumo de cocinar bastante bien. Me defiendo con la cocina tradicional asturiana; la tortilla de patata, y por supuesto, el arroz con leche".

El encuentro con la Universidad. "Estudié Filología en la Universidad de Oviedo, aunque me habría gustado hacer periodismo. Me daba pena macharme de casa, y me quedé en Oviedo. Reconozco que me defraudó un poco la Universidad, pensé que iba a ser como la Escuela de "Fama", y era mas de lo mismo. Sí tuve algún profesor especial, como Magdalena Cueto que daba teoría literaria . Sus clases empezaban a las ocho de la mañana y nunca faltaba nadie. Era estupenda. Me interesaban aspectos de la carrera como el análisis de las obras. Nunca dejé aparte la literatura. Ahora colaboro con Clásicas y Modernas y sigo escribiendo. Oviedo me inspira porque lo conozco muy bien, es la ciudad donde nací y viví siempre".

"Ahora mismo estoy en un compás de espera en materia laboral, así que tengo tiempo para escribir. Vivir de la literatura en mi caso seria imposible. Hago colaboraciones y participo en encuentros literarios, pero de momento, no se puede aspirar a más. Hoy por hoy Oviedo necesita más vida cultural, aunque es verdad que se están haciendo muchas cosas. Hubo unos años en los que resultaba posible ver actuaciones estupendas en locales que todos recordamos. Me gustaría que volviesen esos tiempos".