Los fieles y los visitantes de la basílica de San Juan disfrutan desde hace días de una Santa Cena que el famoso y cotizado pintor burgalés José Vela Zanetti hizo expresamente para la iglesia en 1973 por encargo de Fernando Rubio, el anterior párroco ya fallecido. La obra, de 4 por 2,5 metros, está colgada frente al Nazareno, junto a la capilla de Covadonga, gracias a la iniciativa del actual párroco, Javier Suárez, que decidió sacarla del semi olvido en el que se encontraba en la sacristía. "Allí también se podía ver, pero para la gente era algo complicado acceder al cuarto porque tenían que pasar por el altar", explica Suárez, orgulloso de darle al mural "el lugar que se merece".

Pero el primer destino del Vela Zanetti de San Juan fue el salón de actos parroquial, que está ubicado en la calle Fray Ceferino. Allí estuvo hasta que la solicitaron para formar parte de la exposición "Las Edades del Hombre" de la iglesia de Santiago en Medina de Rioseco (Valladolid) al tratarse de uno de los mejores exponentes de arte contemporáneo español. Tras su paso por la muestra castellano-leonesa, "La última cena" regresó a Oviedo. En concreto, a la parte trasera de la sacristía de la basílica de San Juan.

El objetivo de la parroquia -propietaria de la obra- era hacer allí un museo, pero el lugar no era el más adecuado. Sin embargo, Javier Suárez no tiró la toalla y buscó una solución alternativa. Intentó lograr un acuerdo con el Museo de la Catedral, pero el traslado resultaba demasiado difícil y costoso porque había que desmontar el mural para luego recomponerlo. "Un buen día me di cuenta de que si cambiaba de sitio un confesionario, quedaba suficiente pared diáfana para colgar el cuadro", explica el párroco, que además llamó a un restaurador para mostrar la Santa Cena "en todo su esplendor".

Javier Suárez contempla la obra de Vela Zanetti a diario y descubre un detalle nuevo o desvela algún secreto del cuadro: "Fernando Rubio le pidió al pintor que representase a San Pablo en una ventana. El artista hizo un par de bocetos con la idea. Pero finalmente no le convenció y la desechó. Sin embargo, se incluyó a sí mismo en la escena al pintarse como San Pedro".

El mural compite estos días en número de admiradores con el tradicional belén de la iglesia de San Juan, aunque la obra ha llegado para quedarse y convertirse en un atractivo cultural y religioso más de la basílica de la calle Doctor Casal.