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La última voluntad... lo que diga el cura

El párroco de San Juan no permite actuar en un funeral a un cuarteto contratado por la familia de una feligresa nonagenaria porque "no estaba programado"

La negativa del párroco de la Basílica de San Juan a que un cuarteto interpretase ayer unas arias en el funeral de una feligresa, en cumplimiento de su última voluntad, motivó una queja formal de los integrantes de la formación musical ante el Arzobispado. La difunta, de 96 años, había pedido expresamente a su familia que en su adiós cantase una soprano acompañada por un trío de cuerda. Como no podía ser de otra manera, respetaron la última voluntad de la mujer y contrataron a los músicos, que se encontraron de frente con el párroco cuando llegaron a San Juan con sus instrumentos.

"Siempre llegamos antes para hablar con el cura y coordinarnos", explica, en declaraciones a LA NUEVA ESPAÑA, una de las músicas contratadas para el funeral. "Estaba de espaldas en el altar y ni se dio la vuelta, nos dijo 'aquí no podéis tocar", asegura. Cuando le preguntaron el motivo, el párroco esgrimió dos, según el relato de los artistas: que en San Juan solo se puede tocar el órgano y que si se quiere incluir en alguna ceremonia otro instrumento, hay que programarlo con antelación. "¿Cómo se va a programar una muerte? La gente se muere de la noche a la mañana y te contratan", le respondieron, indignados, los músicos.

No consiguieron convencer al responsable del templo, que se retiró a la sacristía, hasta donde le siguieron para explicarle que todos venían de fuera, que se habían desplazado para actuar en el funeral y que si es cierto que existía esa norma, que hiciese una excepción, aunque fuese por no causar más dolor a la familia. "Nos trató de muy malas maneras, nos llegó a decir que nos largásemos de allí, así, con esa expresión", asegura la soprano, también indignada.

Finalmente los músicos indicaron que querían cursar una reclamación para protestar por lo sucedido. "Fue entonces cuando nos espetó que aquello no era un bar", relata una de las músicas.

Con las mismas, los integrantes de la formación musical se desplazaron hasta la sede del Arzobispado para formular una reclamación sobre lo sucedido. Atendió su denuncia el canciller de la diócesis, que redactó en un documento, al que ha tenido acceso este periódico, el relato de los hechos formulado por los músicos. "El canciller nos dijo que no existía ninguna norma sobre el uso exclusivo del órgano en San Juan ni en ninguna otra iglesia de Oviedo", aclaran.

"La familia se llevó un disgusto tremendo, pero los pobres nos querían pagar y todo por hacernos venir. Nosotros no quisimos cobrarles, porque bastante tienen ya", explican los músicos, que recogieron sus instrumentos y regresaron a sus quehaceres "con muy mal cuerpo". Este periódico intentó ayer sin éxito contactar con el párroco de San Juan.

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