Sara Molina, enfermera, trabajó en un centro de salud de Oviedo durante tres semanas de noviembre. Acostumbrada a encadenar contratos eventuales, terminó su última tarea el pasado día 30, y acto seguido ingresó en el paro y en la bolsa de trabajo. Pocos días después, recibió una llamada para incorporarse a otro puesto para un periodo de pocas semanas. Se negó. "No podía permitírmelo, me venía mejor seguir en el paro y esperar a que en enero me llegue otra propuesta", aduce.

¿Por qué una persona no puede "permitirse" trabajar? Responde la propia interesada, cuyo nombre es ficticio y su historia enteramente real. "Porque si hubiera aceptado la oferta no cobraría hasta finales de enero, y en ese tiempo van a llegar a mi casa las facturas de la luz, del gas o de la comunidad, y no sé cómo podría pagarlas". La enfermera aporta un dato adicional que agrava su situación: "Mi marido está sin trabajo, no cobra y tenemos una hija".

El caso de esta enfermera, adscrita al área sanitaria de Oviedo y eventual desde hace ochos años, ilustra lo que, diciembre tras diciembre, sucede a decenas de trabajadores eventuales del Servicio de Salud del Principado (Sespa). En el último mes cada ejercicio, la Administración sanitaria cierra la tramitación de las nóminas en torno al día 9. Todos los contratos que se firman a partir de ese momento no empiezan a ser remunerados hasta finales del mes siguiente, de enero.

El sindicato Usipa ha manifestado de forma pública su protesta. Sus responsables consideran "inaceptable y absolutamente carente de sensibilidad" esta política organizativa de la Consejería de Sanidad, que "este año está afectando a más gente de la habitual y está generando un malestar enorme".

El último contrato largo de Sara Molina fue en el Hospital Monte Naranco de Oviedo, de donde se vio desplazada el pasado 2 de septiembre a raíz de la ejecución de la última oferta pública de empleo (OPE) del sector de la enfermería, en la que se adjudicaron 472 plazas fijas. "Había compañeros en centros de salud que tenían menos puntuación que nosotros, pero sólo tuvimos que dejar la plaza enfermeros de hospitales", lamenta.

Al cesar en su anterior ocupación, Sara Molina había telefoneado al departamento de nóminas del Sespa para saber qué pasaría si aceptaba la oferta. "Me dijeron que para cobrar a finales de este mes tenía que firmar el contrato el mismo 1 de diciembre. O como muy tarde el día 5". Ante este panorama, "tuve claro que, aunque lo que me ofrecían no estaba mal, porque era un bloque de Navidad de varias semanas, no podía aceptar, porque mes y pico sin cobrar no era una opción viable en mi situación actual".