Casi lleno en la Catedral, pero menos niños que otros años y más mayores con las figuras del Niño Jesús en sus manos. Aunque es cierto que había un buen número de pequeños, no se produjo la masiva afluencia de otras ocasiones, pues ayer, igual que hoy y mañana, aún había clase en los colegios. Que la bendición de las figuras por parte del arzobispo, Jesús Sanz Montes, fuese a primera hora de la tarde ayudó, eso sí, a que algunos padres se animasen a llevar a sus vástagos.

De esta forma las familias ovetenses cumplieron con una tradición que ya dura una década en la ciudad, encuadrada en el programa de la semana belenista, que este año contó con el patrocinio de LA NUEVA ESPAÑA. María Teresa Martín, secretaria de la Asociación Belenista de Oviedo, comentó que para el próximo año tendrán muy en cuenta que la bendición "coincida con las vacaciones escolares".

"El Niño Jesús va a nacer de María y lo reviviremos en la noche de Navidad", comenzó diciendo el arzobispo, Jesús Sanz Montes, a los feligreses, que casi llenaron la basílica catedralicia. Al Arzobispo lo acompañaron en el altar el deán, Benito Gallego, y el canónigo José Franco Baizán.

"Que esta Navidad nos ayude a regresar a la de hace veinte siglos", continuó diciendo el Arzobispo dirigiéndose a los fieles, y especialmente a los niños. "Cambia el calendario y también el escenario, pero no lo que representáis en vuestros nacimientos", les dijo antes de recorrer el pasillo central de la Catedral bendiciendo, a un lado y a otro, las pequeñas figuras del Niño Jesús que le presentaban.

Cumplida la tradición, un grupo de diez alumnos de la escuela de música Divertimento, que forman el Coro de Flautas Traveseras y la Banda Sinfónica de Música, actuaron situados frente al altar mayor.

Con la obertura de "La Flauta Mágica", de Mozart, abrió la actuación el Coro de Flautas Traveseras, que continuó con un villancico. El relevo lo tomaron más de una veintena de los alumnos que forman la Banda Sinfónica de Música, que comenzaron interpretando la sintonía del "Último mohicano" y terminaron con "Noche de paz". La primera bendición de los Niños Jesús de los nacimientos familiares la realizó el Papa Juan Pablo II en la plaza de San Pedro, en Roma, y desde entonces todos los años es repetida por el Santo Padre.