Bueño es multicolor a partir de las seis de la tarde. A esa hora la mayoría de los vecinos le dan al interruptor y encienden casas, árboles e incluso algún que otro hórreo. Este año, prácticamente todos se han puesto de acuerdo para decorar el pueblo en diciembre. La razón también hay que buscarla en el corazón de esta localidad de Ribera de Arriba. A José Manuel Fernández "se le metió en la cabeza que había que dejar las calles de fábula" y lo consiguió. Este vecino "por temporadas" y enamorado de Bueño contagió el espíritu navideño al entorno y montó un belén especial delante de su casa. Lo cuenta su mujer, María José Tresguerres, encantada con el resultado. "Cogió una televisión vieja, la vació, se quedó con la caja y metió dentro el nacimiento". Este belén -animado con villancicos- es sólo una parte de la decoración del pueblo, que está encendido desde la tarde hasta la mañana.

El Ayuntamiento coloca, como hace habitualmente, dos arcos de Navidad en la entrada y la salida de Bueño, pero el resto de bombillas "son particulares". Lo explica el presidente de la Asociación Cultural de Bueño, que colabora activamente en adornar las calles. Suyas son las luces que decoran un árbol junto al centro Cultural; un pino que plantaron los miembros de la agrupación hace veinticinco años. "El pueblo ha quedado más bonito que nunca y hemos conseguido hacer una piña. Es más, hay gente que se ha puesto de acuerdo para instalar un programador que prende las luces navideñas".

Cada uno colabora en la medida de sus posibilidades y participa en la mayoría de las actividades extra, como la visita que hizo ayer Papá Noel al centro Cultural de Bueño -organizada por la Asociación Cultural y el grupo de teatro de Bueño- y que contó con decenas de niños del concejo y del entorno.