Seguramente cada vez que planificamos un viaje nos preocupamos de tener todo previsto: ropa, visitas, billetes. No nos embarcaríamos en una experiencia de ese tipo sin un análisis previo de las visitas que se van a realizar, horarios de museos o transportes.

Pues bien, el viaje que vamos a emprender próximamente tiene como destino el nuevo año, el 2016. Por ese motivo sería muy adecuado empezar a preparar nuestra "mochila" para esa experiencia preciosa que nos va a brindar 365 oportunidades.

Posiblemente en esta tarea de planificar el nuevo año, aparecerán objetivos ya presentes en años anteriores e incumplidos sistemáticamente, entre otras cosas porque puedes vivir perfectamente sin ponerte en forma, sin aprender inglés, o sin aprender a tocar el piano.

Por tal motivo sería interesante tener en cuenta algunas cuestiones necesarias para no sucumbir otro año más en ese intento. El primer ejercicio debe centrarse en enunciar en positivo nuestro objetivo. Si alguna vez has pensado en cambiar de coche, seguro que te has sorprendido caminando por la calle fijándote especialmente en ese modelo sobre el que tienes cierta preferencia, o si estás embarazada has encontrado "sorprendentemente" más mujeres pre-mamás por la calle.

La explicación está en nuestro sistema de activación reticular que, ubicado en el cerebro, hace las funciones de radar que te avisa de aquello externo que coincide con tus pensamientos.

Por tal motivo enfocarse en algo que se deseas, hace que el cerebro funcione en modo proactivo. Es mas potente pensar "quiero estar más delgado" que "quiero dejar de estar gordo".

Es muy importante que el objetivo en el que te centres dependa de ti, pues el control está en nosotros, no en los demás. Por ejemplo si me planteo como objetivo tener una mejor relación con mis compañeros, en parte puede depender de mí, pero hay otra parte que se escapa a mi control.

Por ese motivo he de plantearme el objetivo de intentar ser mas paciente con mis compañeros, pues esa actitud va a influir en tener una mejor relación con ellos y, en este caso, sí depende claramente de mi actitud. Otra característica de nuestro objetivo es su capacidad de ser medible, un objetivo ambiguo nos dará resultados ambiguos.

El lugar de plantearme bajar peso, debo de plantearme adelgazar un número concreto de kilos.

Un objetivo que no sea flexible tiene muchas posibilidades de no hacerse realidad. No funciona ser demasiado duro contigo mismo ya que en el momento en que falles te pueden entrar ganas de tirar la toalla.

Otra característica básica de nuestro objetivo es su realismo. Si llevamos años sin ir al gimnasio, no nos podemos plantear ir tres horas diarias al gimnasio, pues lo mas seguro que entre las agujetas y el cansancio, empezaremos a ver ese objetivo como una tortura y encontraremos muchos motivos para abandonar.

Nuestro objetivo debe ser para nosotros motivante. Si nos marcamos como objetivo aprender a hablar perfectamente latín y griego, y no es algo que realmente nos motive, encontraremos muchas excusas para no cumplirlo.

Piensa que el elemento motivacional es clave en el logro de cualquier objetivo y , en éste aspecto, el hecho de que sea medible aporta un gran empuje hacia el logro final.

A medida que vas consiguiendo hitos, a medida que vas creciendo en la consecución de dicho objetivo, esa misma percepción te empuja, te mantiene en la lucha hacia su logro definitivo,

No olvides de que tu objetivo es social, no vives solo. Si te planteas seguir una dieta y vives con más personas, tu dieta supondrá una comida distinta, deberás de "negociar" dichas circunstancias previamente.

Por último no olvides de revisar tus objetivos de manera periódica, a fin de ir ajustándolo. Si observas que no lo vas consiguiendo puede ser que tengas que reformular el objetivo o cambiar el proceso.