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JOSÉ ANTONIO LOBATO | Actor, hoy interpreta "Vuelva mañana" en el Campoamor

"En Asturias hay una desvinculación total de los poderes públicos con el teatro"

"Es imprescindible que el Campoamor ofrezca una programación teatral de calidad y con cierta asiduidad"

José Antonio Lobato. LUISMA MURIAS

Hablar de teatro profesional en Asturias es hablar de José Antonio Lobato (Soto de Rey, 1956). El actor lleva casi 40 años subiéndose a los escenarios y 38 de ellos de la mano de Teatro Margen, la compañía en la que es alma y parte del corazón. Hoy, después de más de doce años, "regresamos a casa". Lobato y su grupo representarán, a las 20 horas, "Vuelva mañana" en el teatro Campoamor. Un comedia con mensaje social, siguiendo su línea habitual, con la que prometen arrancar sonrisas.

-Vuelven al Campoamor después de doce años.

-Estamos felices de volver a casa. Margen tiene una vida de 38 años como compañía profesional. Y, después de décadas actuando en el Campoamor, se decidió dedicar el espacio a la lírica. Hicimos nuestra última función en abril de 2004. Era muy importante regresar a nuestro teatro, y se nos dio la oportunidad de hacerlo con "Vuelva mañana", un texto de Gloria Fuertes que estrenamos en marzo en Avilés y con el que giramos, pero que no se vio en Oviedo.

-El concejal de cultura, Roberto Sánchez "Rivi", se ha comprometido a recuperar esa oferta teatral.

-Es que es una necesidad. Me parece muy bien que en el teatro haya ópera y zarzuela, pero es imprescindible que ofrezca una programación teatral de calidad y con cierta asiduidad. Porque si no se genera esa rutina positiva, la gente deja de ir al teatro.

-¿Qué ofrecen en "Vuelva mañana"?

-Lo principal es que nosotros y el público nos lo pasamos bien. Es una obra de juventud, una comedia musical, y uno de los pocos textos de teatro que escribió Gloria Fuertes, autora conocida por su literatura infantil. El título se publicó después de su muerte por su fundación y en Margen vimos la oportunidad de meternos en otro espectro del teatro. Somos una compañía muy ecléctica, pero nunca nos habíamos metido en la comedia musical.

-Además, encierra ese punto crítico que les gusta tanto.

-Habla de la sociedad de posguerra, de ahí el título, que hace referencia a los artículos de Larra. Una época muy oscura de nuestra historia que, desgraciadamente, se alargó demasiado. En la obra se define muy bien al "españolito", esa idea del no dejes para mañana lo que puedes hacer hoy y que hacemos al revés.

-¿Es fundamental ese punto crítico?

-El teatro es ocio, diversión, pero también escuela. Habla de los problemas de la vida cotidiana amplificados por el escenario. Nosotros siempre hemos hecho un teatro con mensaje o cierta carga de fondo social. Siempre buscamos que sea algo más que un mero entretenimiento.

-¿Por qué no se apuesta por él?

-La cultura al poder no le interesa, ni ahora ni nunca. Hace a las personas libres, con capacidad de pensar y decidir. Y al poder le interesa que seamos corderitos.

-¿Esa es la explicación de medidas como el 21% de IVA?

-Eso es algo catastrófico. Con esa decisión, en este país ha mermado la industria teatral en 160.000 puestos de trabajo. Y eso no se explica en ningún programa político, ni en los debates ni en los cara a cara. La cultura ni se ha tocado en campaña, se ha pasado de largo para hablar solo de economía y del "y tú más".

-¿Cómo es la situación en Asturias?

-El Consejero de Cultura no va a ningún estreno de las compañías asturianas, a mí eso me parece muy grave. Hay una desvinculación total con el teatro por parte de los poderes públicos. Las compañías estamos trabajando muy duro, en unas condiciones precarias, y nos merecemos que se nos atienda de una manera directa.

-El auge de las compañías amateur, ¿les perjudica?

-En Asturias hay una cantidad desorbitada de compañías y de actividad teatral, teniendo en cuenta los medios y el circuito de los que disponemos. Hay una polémica grande con eso, porque estamos en un "tótum revolútum" que hay que corregir. Las compañías profesionales, que nos dedicamos en cuerpo y alma a esto, tenemos unas obligaciones fiscales rígidas que cumplir de las que ellas están exentas porque son asociaciones culturales sin ánimo de lucro. Pero los programadores del circuito asturiano ocupan el espacio con teatro aficionado sin separarlo del profesional, confundiendo todo. Y, con esta crisis brutal, eso se vuelve un problema todavía más grave.

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