No hay inclemencias ni temporales que puedan con la pasión que Paloma Sánchez Álvarez siente por Tanea y Othar, su yegua y su caballo. A primera hora de la mañana se la puede ver atendiendo a sus animales en la cuadra que tiene en Las Novales, una de las localidades que forman parte de la parroquia de El Fresno (El Freisnu), que hoy inicia su andadura en esta sección a través de los vecinos que la habitan y las numerosas historias que comparten.

La gruesa niebla con la que amaneció la jornada y pintó de un blanco denso buena parte del paisaje de esta parroquia, impidió disfrutar de las excelentes vistas que tienen algunos de los pueblos que la forman y que son Alvare (Alvaré); El Bondello (El Bondéu), La Caridad (La Caridá), Los Fornos y las caserías de Los Macetes, Las Novales y La Tronca.

En esta tierra hermosa donde, sin duda alguna, tiene enorme importancia y es lugar de devoción, no sólo de los parroquianos, también de numerosos asturianos, el Santuario de la Virgen del Fresno, del que hablaremos más adelante, se cruzan miles de huellas de todos los peregrinos que cruzan esta parroquia camino de Santiago de Compostela y se detienen a rezar en el mismo. Hay que recordar que también por aquí transcurre parte de la "ruta de la escanda". Tras entrar desde Grado donde está el Santuario, esta ruta continúa por Alvare y El Bondello para seguir luego ya por Moutas, en la vecina parroquia de Pereda. Cabe recordar que en algunos de estos pueblos como Alvare y El Bondello todavía se sigue sembrando escanda. En este último vive Antonio García Martínez, un asturiano que no cambia su casa y su forma de vida por ningún piso en la ciudad. "Hoy porque está malo pero con día claros tengo unas vistas espectaculares. No hay cosa que más me guste que sentarme aquí fuera y quedarme mirando el paisaje el tiempo que quiera", afirma.