Escribo estas líneas para dar cuenta de lo que está ocurriendo con el servicio de grúa de la ciudad de Oviedo. Si antaño este servicio era como los cazarrecompensas del Oeste, donde no había forajido que se les escapara, hoy en día es un desastre de gestión y de eficacia.

Me explico: si tienes la mala suerte de que un vehículo esté estacionado en el vado del garaje de tu comunidad de vecinos (vado que, por cierto, la comunidad paga regularmente y la ley dice que en ellos no se puede parar ni estacionar), entorpeciendo o incluso impidiendo la entrada y salida de los vehículos, no te molestes en llamar al servicio de grúa, porque te atenderá un amable operario que te preguntará por la calle del suceso para, a continuación, decirte que manda una grúa al lugar. Pero aquí viene la sorpresa: ese amable operario te dirá que debes permanecer en el lugar hasta que llegue la grúa, porque si cuando acuda no estás esperándola se irá igual que ha venido; es decir, vacía.

Si a este amable operario le insistes en que a qué es debido el hecho de que tengas que esperar, te responderá que son las directrices, que si no hay un requeriente en el lugar ellos no actúan (¿y qué es la llamada de teléfono si no es un requerimiento?). Y eso no es lo peor, pues si esperas en el lugar cuando acude la grúa con el policía municipal que la acompaña, éste te contará la misma historia e incluso te dirá que si ellos van patrullando o en la grúa y ven un vado permanente obstaculizado totalmente por un vehículo no actúan de oficio, solamente a requerimiento de un ciudadano y que esté esperando en el lugar veinte, treinta o los minutos que hagan falta. Es inaudito. Señores del Ayuntamiento de Oviedo, ¿para qué pagamos nuestros impuestos si luego ustedes no hacen su trabajo con la debida diligencia?