En el Club de Tenis, unos 230 niños forman parte de la escuela de este deporte. Medio centenar largo de ellos se reunieron ayer en las pistas de la calle General Zuvillaga para celebrar su particular "nochevieja deportiva": el grupo despidió el año con una fiesta alrededor de su nexo de unión, el tenis. Así que, desde bien pronto, hubo juegos, premios y sorpresas. Y como toda nochevieja que se precie, aunque ésta sea deportiva y con niños, finalizó con un chocolate con churros a media mañana, perfecto para reponer fuerzas y entrar en calor.

Pablo Cabrero dirige la escuela del Club de Tenis de Oviedo. "Se trata de fomentar el juego del tenis y de utilizarlo como herramienta para aportar nuestro granito de arena a la formación de los niños en aspectos como la disciplina, el compañerismo, el espíritu de sacrificio, la convivencia o el mantenimiento de ciertas rutinas", explica. Junto a Cabrero estuvieron ayer todos los entrenadores (Nervino Barbón, David Suárez y Luis Manuel Cabrero) y las colaboradoras Lucía Richard, Loreto González-Lamuño y Carmen y Lucía Zuazua, exalumnas que ayudan a transmitir a los pequeños su amor por el tenis.