El primer concierto del año en Oviedo fue un éxito. Oviedo Filarmonía y su director titular, Marzio Conti, pusieron al público en pie y se llevaron sus aplausos al salir del Campoamor. Hubo un tropezón sobre el escenario y un encendido llamamiento de Conti a la concordia. El concierto duró poco menos de dos horas, que dieron para mucho.

La sinfónica municipal resolvió satisfactoriamente el concierto de Año Nuevo, que comenzó a las siete de la tarde de ayer con la música que Nino Rota compuso para "El gatopardo". Strauss fue el protagonista casi absoluto del programa, a excepción de la incursión de Rota y Offenbach al principio y final de la primera parte.

A mitad de concierto, Marzio Conti tomó la palabra y habló de las dificultades del 2015, un año en el que a su parecer "el diablo metió la pezuña"; hizo un llamamiento a la unidad, poniendo como ejemplo las tareas musicales, en las que, según dijo, todos trabajan juntos, incluso durante la representación, en la que se requiere de la complicidad entre la orquesta y el público. El director italiano, en un descuido, tiró la copa de champán que había dejado sobre el suelo. Bromeando, se puso unas gotas del líquido derramado detrás de las orejas.

Conti hizo algunos cambios en el programa, dejó el "Perpetum mobile" para el final y lo sustituyó por "El vals del brindis". La Marcha Radetzky, compuesta por el mayor de los Strauss, fue la propina y la repitió dos veces. El público acabó en pie, animado y siguiendo el ritmo con aplausos.

Por el teatro se dejó ver el concejal de Cultura, Roberto Sánchez Ramos.