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Cronista oficial de Las Regueras

La austera y sencilla Navidad en Santullano

Cada niño aportaba una figura al belén de la parroquia y, para poder comprar turrón, las mujeres vendían los pollos o los conejos que criaban

La austera y sencilla Navidad en Santullano

En Les Regueres, al igual que en otros pueblos cercanos, las fiestas de Navidad de los años 1945 hasta cerca de 1970 se celebraban de una manera sencilla.

En todas las parroquias se ponía el Nacimiento, tarea dirigida por la maestra o maestro, o el párroco. Los niños llevaban musgo, piedras, serrín,? En la parroquia de Santullano cada niño aportaba una figura todos los años y lo hacían con una tremenda ilusión. Se cantaban o recitaban villancicos, que previamente se habían ensayado en la escuela o en el catecismo.

Ayer vi al neñu Jesús

chadín n'unes payiquines,

xugaba con una cruz

que tenía nes manines.

Voy traei un ruxidero

y un caballo de cartón

que me trixo la mi hermana

el domingo de Xixón.

Y si quier venir conmigo

tráigolo de bona gana,

caliéntolo xunta'l fueu

y, echolu en colchón de llana.

Y rezamos xuntiquinos

coles manines a Dios

pa que nos lleve la Virgen,

al cielo entramos, ¡y dos!

Se pedía el aguinaldo y cantaban:

Deme el aguinaldo

señora por Dios

que aquí estamos cuatro,

bailaremos dos.

Somos peregrinos

del cielo venimos

castañes pedimos.

Les daban cosas de comer y en ocasiones algo de dinero, que repartían entre todos.

En los días previos a Navidad, las mujeres llevaban a vender los pollos o conejos que criaban en casa para poder comprar extras como el turrón. Los vendían fácilmente, pues existía la costumbre de regalarlos a personas a las que se debía algún favor. Previamente, camino del mercado, habían tenido que pagar la tasa correspondiente al consumero encargado del Fielato. El más temido era el de La Corredoria, con mucha facilidad para requisar mercancía. Había otro en Ponteo, en el límite entre Les Regueres y Oviedo.

La celebración mayor era en Nochebuena. Se hacía una comida especial, de sopa, gallina guisada o conejo. Y de postre, casadielles o bollinas rellenas y algo de turrón.

A partir de 1960 se empezaron a decorar árboles de Navidad y, gracias a la influencia de la televisión, a tomar las uvas por Nochevieja. Antes ¿quién las tomaba? No había tradición de celebrar el fin de año.

Los Reyes Magos venían un poco escasos, y los niños de entonces vivían con zozobra su llegada, siempre amenazada por algún mayor del pueblo que les provocaba diciendo que no iban a poder pasar debido al mal tiempo y, sobre todo, al mal estado de les caleyes. Dejaban la zapatilla en el balcón y yerba y agua para los camellos.

A la parroquia de Biedes siempre llegaban procedentes del comercio ovetense La Nueva del Pasaje, situado en la calle Pelayo, 15. Este comercio fue primero mercería, almacén de ultramarinos durante la guerra y finalmente juguetería. Sus dueños, José Sánchez, de Parades, y Laura González Hevia, del palacio de Biedes, enviaron durante muchos años abundantes juguetes: muñecas, pelotas, peonzas, juegos de construcción y de mesa, cocinas y cacharritos, armarios y otros muebles de muñecas, coches, pistolas? Un recuerdo agradecido para ellos como homenaje a tanta ilusión que nos aportaron.

El día de Reyes, la iglesia estaba llena y no solo de niños de la parroquia, también de los alrededores. A la entrada de misa se adjudicaba un número a cada niño y al final se sorteaban los juguetes, previamente clasificados como de niño y de niña. Como había tantos niños, no llegaba para todos, pero sí para la mayoría. Era un reparto de ilusión que se esperaba con ansia. Y los que se quedaban sin nada, pues tan contentos, estaban acostumbrados a privaciones. En otras parroquias los párrocos solían repartir revoltijo.

Los niños eran felices con esos pocos regalos de Reyes y el revoltijo, que nunca faltaba. Tenían una ilusión que ya quisieran los niños de hoy. Esa ilusión no se paga con nada.

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