El bar más antiguo de González Besada, exceptuando la prolongación, el Santana, cerró el pasado lunes sus puertas. Había sido abierto hace más de treinta años con el nombre de Mesón Vega, con buena cocina y trato familiar. Raro era el día que no estaba hasta la bandera, y las partidas de cartas se prolongaban hasta bien entrada la tarde.

Después llegó un joven y animoso matrimonio de Teverga que le cambió el nombre por el actual, que supo mantener a los clientes con sus atenciones, hasta que hace un par de décadas una familia de Cangas del Narcea cogió las riendas del bar.

En los últimos años, su hijo, Jesús el del Santana, como era conocido entre los parroquianos, se hizo cargo del establecimiento. Pero los clientes de toda la vida, bien por edad o por cambio de hábitos, empezaron a faltar ya hace unos años.

El caso es que el Santana ¬cerró sus puertas y, salvo que el propietario del local decida otra cosa, se perdió una parte de la pequeña historia de la hostelería ovetense.

El siguiente establecimiento que abrió en la calle, muy cerca del Santana, fue la cafetería San Diego, con un gran profesional tras la barra, pero cerró también hace unos años por jubilación. Era un lugar tranquilo y acogedor, con tertulianos fieles.