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El HUCA rehabilita a enfermos de corazón para adaptarlos a su "nueva vida"

La unidad que acaba de poner en marcha el Hospital aspira a reducir la mortalidad y los reingresos hospitalarios, y a mejorar la calidad de vida

Fachada del edificio de hospitalización del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA). LNE

Una enfermedad cardiaca aguda -infarto, angina, evento coronario...- obliga a un cambio de hábitos y, en ocasiones, a emprender casi una nueva vida. Pero ese cambio de rumbo requiere un aprendizaje y un entrenamiento en materias muy diversas. Eso es justamente lo que pretende el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) con la reciente puesta en marcha de una unidad de rehabilitación cardiaca. En este nuevo dispositivo, los pacientes son orientados en ámbitos como el ejercicio físico, la vida sexual o la dieta. Los cursos duran cuatro semanas, transcurridas las cuales los enfermos pueden proseguir con la consolidación de su adiestramiento en su propio domicilio o bajo la supervisión de su médico de atención primaria. La del HUCA es la primera unidad de rehabilitación cardiaca que se pone en marcha en la sanidad asturiana.

Los médicos especialistas en cardiología establecen una analogía muy directa entre este tipo de rehabilitación y otras mucho más consolidadas, como las que se prestan tras un problema traumatológico o un accidente cerebrovascular. La literatura médica viene poniendo de relieve en los últimos tiempos que la rehabilitación cardiaca reduce la mortalidad cardiovascular y los reingresos hospitalarios, y que además mejora de forma sustantiva la calidad de vida. Estos beneficios, concluyen los investigadores, son consistentes entre todo tipo de pacientes y de intervenciones.

Los responsables de la sanidad pública regional sostienen que la atención a los episodios cardíacos agudos está, por lo general, bien resuelta. El problema surge cuando el paciente recibe el alta hospitalaria, y de repente se ve abocado a retornar a la vida cotidiana en una situación de salud muy distinta a la precedente, y con su cabeza llena de temores y dudas sobre lo que le conviene y lo que le perjudica. Endulzar esta compleja transición es la finalidad de las unidades de rehabilitación cardiaca.

"Lo más importante no es la cuestión física, como sucede después de sufrir un accidente de tráfico, sino facilitar al paciente un proceso de reeducación para su nueva vida", enfatizan los cardiólogos familiarizados con este tipo de unidades. Los especialistas añaden que la rehabilitación cardiaca está implantada en buena parte de los hospitales españoles de cierta envergadura, pese a lo cual la sanidad asturiana se había quedado rezagada en este capítulo. Conviene puntualizar: en el HUCA funcionaron durante un tiempo unas sesiones de terapia de grupo para enfermos cardiacos encaminadas a concienciarlos de su nueva situación, procurar que asumieran con optimismo sus limitaciones y ayudarles a sacar el máximo partido de sus posibilidades. Aquellas sesiones fueron impulsadas por el servicio de psiquiatría de enlace del complejo sanitario ovetense, unidad que pasó a mejor vida en uno de esos vuelcos clásicos de la política de salud mental asturiana.

Una de las finalidades de las unidades de rehabilitación cardiaca consiste en potenciar lo que los expertos denominan "prevención secundaria". El término "secundaria" no alude a una menor relevancia de las medidas que se recomiendan y enseñan, sino a que están encaminadas a evitar un segundo problema cardiaco grave.

La estrategia empleada para lograrlo abarca aspectos diversos, como son el ejercicio físico en bicicleta, la dieta, el abandono del tabaco, el cuidado de factores de riesgo como la presión arterial y el nivel de colesterol, y una vigorización de la estructura psicológica.

Esta última faceta es destacada por los especialistas, que corroboran que, después de un episodio cardiaco grave, los afectados presentan "una gran sensación de vulnerabilidad". Se trata de un cierto síndrome de inseguridad, combinado en ocasiones con un componente de inestabilidad emocional, que es propio de personas que hasta pocos días antes se sentían en plenitud de facultades y que, de repente, experimentan que el mundo se les ha caído encima y que su vida ha experimentado un cambio radical.

Los especialistas hacen énfasis en la importancia de que los protocolos se adecuen a la situación -a menudo dispar- de cada paciente. Y agregan que una gestión acertada de un programa de esta naturaleza "proporciona una relación coste-beneficio muy conveniente para un sistema público de salud".

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