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Tras el paso de Sus Majestades de Oriente por la ciudad

Oviedo no quiere "bolas" en diciembre

Los vecinos critican la burbuja de plástico "patrocinada" de la plaza de la Catedral "porque parecía de una Navidad privada" y piden devolver allí el belén

La burbuja de Navidad. MARÍA GÓMEZ

Para los ovetenses, la burbuja de plástico que estuvo instalada en la plaza de la Catedral esta Navidad estuvo pinchada, de manera virtual, desde un principio. No les gustó que una de las atracciones de las fiestas de diciembre sirviese de campaña publicitaria de una empresa de telecomunicaciones por mucha nieve, árboles y renos de cartón que tuviese dentro. Y lo que les gustó todavía menos es que el Ayuntamiento trasladase el belén a Trascorrales para poner en su lugar la peculiar bola de nieve. "No creo que nadie quiera estas bolas durante la Navidad. Ni de plástico, ni de otro tipo. Porque la programación navideña de este año ha sido bastante mala y no ha cumplido con lo que nos habían contado". Rosi González dio ayer bastante enfadada su opinión sobre las actividades que el Ayuntamiento organizó en la ciudad los últimos días de 2015 y los primeros del año.

Las críticas ciudadanas se centran en el nacimiento y la burbuja, pero también hay muchas alabanzas. Sobre todo a la utilización del edificio del Pavo Real (en el Campo San Francisco) para que Melchor, Gaspar y Baltasar recibiesen a los niños, a los trenes infantiles, a la cabalgata, y a la protección del paseo de los Álamos al renunciar a poner allí el mercadillo navideño (ahora en la plaza de la Escandalera). Algunos, como Rosi González, creen que los cambios que aprobó el tripartito en su primera Navidad no obedecen a las necesidades de la población: "Se nota que el nuevo Ayuntamiento cambió las actividades sólo para llevar la contraria al PP". A su lado, Juan Antonio Álvarez, vecino de Campomanes, señaló ayer directamente las que a su juicio han sido las consecuencias de una decisión equivocada. "La mala ubicación del belén impidió la adoración al niño de los Reyes Magos y la cabalgata quedó incompleta y deslucida".

Más satisfecha con la gestión del gobierno local, Carmen Díaz elogió las actividades infantiles que hubo en el Campo San Francisco "porque fueron para todos los públicos" y destacó el buen uso del Pavo Real, un edificio que hasta hace poco tiempo albergó la Escuela de Hostelería y que ahora está en desuso. "La audiencia infantil de Sus Majestades de Oriente en el Pavo Real fue uno de los mejores cambios porque la decoración del interior del inmueble quedó muy bonita y el entorno es inmejorable".

De paseo matutino con su marido y sus hijos por la calle San Francisco, Lucía Buergo otorgó buena nota a la programación festiva de Oviedo con algún que otro pero. No le parecieron "muy navideñas" las barracas y los hinchables del paseo del Bombé, sino "más propias de una feria de verano y sin demasiada imaginación para divertir a los peques". El sobresaliente se lo puso a la decisión de quitar el mercadillo de Navidad del paseo de los Álamos y trasladarlo a la plaza de la Escandalera. "Ya era hora de que quitaran el mercadillo de los Álamos para respetar el mosaico de Antonio Suárez". El teniente de Alcalde, Roberto Sánchez Ramos, "Rivi" anunció a los pocos días de ser nombrado concejal de Cultura que "no se pondría ni un clavo más en el mosaico de los Álamos", hoy en día muy deteriorado y con grandes áreas desnudas en las que faltan teselas.

Su marido, Juan Manuel caballero, le dio la razón aunque matizó que aunque no le parece "mal del todo" que el Ayuntamiento haya puesto el belén en la antigua plaza del pescado, "era más entretenido verlo frente a la Catedral que metido en un edificio porque no apetece demasiado ir hasta allí a hacer cola".

Lo mismo opinó Cándida Nieto, que ayer salió a dar una vuelta con su perro por el Campo San Francisco. "Las escenas del nacimiento no es necesario que estén siempre frente a la Catedral". Para ella, lo importante es que mantengan el espíritu de la Navidad y recojan fielmente los acontecimientos de la Biblia, "pero puede que Trascorrales esté algo escondido para los visitantes". Cándida Nieto cargó, como la mayoría de los ovetenses, contra la burbuja de plástico patrocinada por una empresa de telecomunicaciones. "La burbuja de una empresa privada en la plaza de la Catedral era de mal gusto".

Pese a las críticas, decenas de personas entraron en la bola de plástico para hacerse una fotografía con el templo ovetense de fondo. Y la atracción sufrió un ataque vandálico el 27 de diciembre, cuando la deshincharon y le estropearon uno de los motores que le insuflaba aire.

Begoña Bueno aprovechó la mañana de Reyes para pasear por el centro junto al gijonés Jorge Marcos. El joven valoró sin problema las actividades de Navidad en la capital del Principado porque viene y va con frecuencia de un sitio a otro. Así, alabó la iluminación. "Las luces navideñas de Oviedo son preciosas y de las más bonitas de Asturias", dijo sin entrar a valorar las de su ciudad. "Es cierto, pero eso ya estaba antes", dijo Begoña Bueno, para quien tanto el mercadillo como el belén estaban mejor en su ubicación original. "Yo creo que los puestos del mercadillo vendían más y tenían más visitantes cuando estaban bajo techo en el paseo de los Álamos", insistió.

Para Ana Belén Muñoz, lo mejor de esta fiesta fueron los dos trenes infantiles. Uno recorría el Campo San Francisco y otro iba por el casco antiguo con salida y llegada frente a la Catedral. "Los dos trenes de niños dieron mucha vida a la ciudad y a su centro histórico en diciembre".

Disfrutando con su marido y su hijo en una terraza del Fontán, María García de Vicuña aplaudió la organización de la cabalgata de Reyes. De hecho, su hijo todavía hablaba de ella. "El desfile tuvo más ritmo que otras veces y permitió que los niños viesen bien a los Reyes. Ya ves, el crío se lo pasó bomba".

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