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Balance de la campaña navideña en el municipio

Unas fiestas con sabor agridulce

Los hosteleros y comerciantes de la ciudad no comparten opinión sobre el consumo en Navidad: unos ven "un esperanzador repunte" y otros "una bajada preocupante"

Ambiente en la calle Uría a principios de esta semana, durante los días previos a la celebración de la festividad de Reyes. LNE

Diversidad de opiniones a la hora de valorar cómo ha ido el consumo durante la campaña de Navidad 2015, que acaba de llegar esta semana a su fin. Los hosteleros y comerciantes de Oviedo coinciden al hacer balances comedidos, pero mientras unos ven un "esperanzador repunte", otros se quedan con una visión mucho más negativa, al comprobar una "bajada preocupante" en las ventas.

La climatología atípica que fue protagonista durante los meses de noviembre y diciembre, la falta de una programación navideña sólida y ordenada en Oviedo, o la inestabilidad por las elecciones generales y sus consecuencias son algunas de las razones que aluden para este descenso. Para la ligera subida, apuntan a un aumento en la confianza de los ciudadanos, la pérdida del miedo y una mayor estabilidad en los trabajos y en los sueldos. En lo que también coinciden todos es en afirmar que el 2015 cierra con unos datos ligeramente mejores que los de años anteriores, o por lo menos mantiene la misma tendencia que el 2014, sin experimentar ninguna reducción importante. Un cambio destacable en los gráficos del consumo con respecto a los registrados desde el estallido de la crisis, en el año 2008, y que estos sectores esperan se confirmen en un futuro próximo.

En la visión más negativa de esta campaña se encuentra la Asociación de Autónomos y Comercio de Oviedo (ADACO). "El mes de diciembre ha sido muy flojo. Antes de empezar el puente ya venía regular, porque octubre suele ser un mes malo y en noviembre, por el clima malo que tuvimos, tampoco se vendió nada. Pero después del puente la cosa empeoró", afirma su presidenta, Marta Pérez. Esta asociación considera que no son ciertas las noticias que apuntan a un repunte en la economía y las ventas. "La situación está muy complicada. Casi todos hemos notado una bajada de un 20 por ciento en las ventas con respecto a las navidades pasadas. Esta bajada es muy preocupante", asegura. Además de en las ventas, Pérez afirma que este año también se han reducido los contratos de personal para estas fechas, "porque un 99 por ciento de nosotros no hemos necesitado refuerzos". Y ahora las rebajas tampoco son muy esperanzadoras. "Con la opción de poder hacer descuentos durante todo el año, la gente ya no espera a comprar en enero". En el lado contrario se encuentra la Federación Asturiana de Comercio ( FAC), con un balance positivo de las ventas en Navidad y, en general, durante todo el 2015. "Diciembre empezó muy bien, pero después del puente se vivió un bajón durante las semanas centrales, pero afortunadamente los últimos días y los primeros de enero remontaron otra vez. No hubo un cambio espectacular como indican algunas noticias en las televisiones nacionales, pero sí un repunte esperanzador", afirma su secretaria general, Magdalena Huelga. Considera que durante las fiestas hubo "bastante ambiente en las calles" y que los descuentos especiales animaron las ventas. "Está cambiando la tendencia. Desde 2008, la curva del gráfico siempre iba hacia abajo, y ahora se nota un ligero incremento. La gente ha perdido miedo, sale más, hay más trabajos y sueldos estables".

La hostelería de la ciudad también observó un cambio positivo en restaurantes y hoteles. "Han aumentado las pernoctaciones y ligeramente el precio por habitación; y el número de comensales en las comidas y cenas, aunque el precio se ha mantenido o a subido muy poco", explica José Luis Álvarez Almeida, presidente de la Asociación de Hostelería y Hotelería de Asturias (OTEA). También subieron el número de familias que salieron a comer el día de Navidad con respecto a los años anteriores y los encargos de comida preparada para llevar a domicilio. Pero esta tendencia se vivió más en las ciudades, "sobre todo en Gijón y Avilés, porque en Oviedo, con una programación menos ordenada y más triste que otros años, la sensación en la zona del casco antiguo era un poco apagada. Además, el cambio de la ubicación del belén a Trascorrales pasó factura a los hosteleros de la zona de la Catedral, que tenían puntos de consumo gracias a la gente que iba a visitarlo y que los han perdido", sentencia.

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