Hacía ya algunos años que no iba por su ciudad natal; había nacido en Santo domingo, pero sus padres eran de Haití. Cuando tenía veinticinco años se fue con unos parientes fuera a trabajar. Llevaba tiempo buscándose la vida en varios lugares, el primer sitio donde probó suerte fue en Estados Unidos, allí no le fue demasiado bien y decidió dar el salto a Europa.

Tras recorrer varias ciudades encontró la estabilidad en un pequeño pueblo de la costa cántabra, no le resulto difícil, era una chica de carácter afable y rápidamente se ganó el aprecio de sus vecinos. Compro una casa con un pequeño jardín delante. Estaba rodeado por un par de filas de bloques y sobre estos una alambrada hasta los dos metros y medio. La casa tenía ya algunos años y el salitre hacia mella en los postes.

La vegetación asomaba por encima y ocultaba la casa, de una sola planta. En invierno pasaba desapercibida pero al llegar la primavera unas flores espectaculares colgaban desde la punta de las ramas hacia la calle, todo un espectáculo; las tenía en blanco, anaranjadas y rosas. Era imposible no pasar sin pararse a mirar. Siempre decía que no hacía nada en el jardín, solo lo mínimo, pero yo no lo creía porque estaba impecable. Entre risas un día charlando me confeso que esas plantas le recordaban a su abuela, que al verlas la imaginaba como cuando iba a verla, casi siempre sentada en la puerta de casa fumando un puro con otros vecinos. Al principio no lo entendí, y supuse que sería porque quizás allí las tenía en el jardín, y ahí quedo la cosa, hasta que un día me dijo que era porque su abuela estaba muy ligada a la brujería y utilizaba esa planta. No sé si me lo dijo en serio o en broma, pero ya no quise saber más, me dio un poco de respeto, la verdad, y decidí no sacarle más el tema.

Conocida comúnmente como árbol de las trompetas, trompetas del Juicio, datura o simplemente brugmasia, pertenece al género Datura, es originaria de América del Sur, pero en la actualidad se encuentra en casi cualquier lugar, que no sea muy soleado, ya que es una planta que prefiere los lugares de semisombra, sobre todo si son muy calurosos.

En el norte, ya que el clima es un poco más fresco, podríamos cultivarla en un sitio soleado. Se puede hacer en maceta, pero no lo recomiendo, a no ser que sea un lugar muy frío y en invierno lo más aconsejable sea recogerla o protegerla- ya que es una planta que puede llegar a alcanzar varios metros de altura, por lo que estará mejor en el terreno, que deberá ser suelto y permeable, que no encharque, especialmente en invierno, donde un exceso de humedad puede ser fatal, así que el riego tiene que ser moderado pero habitual, manteniendo ligeramente la humedad, pero sin pasarnos.

El lugar más apropiado es aquel que no esté muy expuesto a fuertes vientos, o zonas de corrientes; esos sitios los debemos descartar, no es un buen lugar para una brugmasia. De hoja caduca, es característica por sus llamativas flores con forma de trompeta, sencillas o dobles, ambas espectaculares, de unos treinta centímetros, dando un gran colorido al jardín desde finales de primavera hasta casi otoño.

Una vez pasada la floración quedan sus frutos. Hay que tener especialmente cuidado ya que toda la planta es tóxica. Si vivimos en una zona fría es importante recogerla un poco o protegerla, pues ya sabemos que es algo sensible al frío y a las heladas. Tanto en maceta como para los ejemplares que se cultivan en terreno hay que hacer aportes de abono, al menos tres veces al año, sobre todo en los meses de primavera y verano. Una vez que ya pasó la floración se puede hacer una poda de limpieza, eliminando las flores secas y otra en primavera también para dar un poco de forma a nuestro arbusto, y estimular una mayor floración. Suele ser una planta algo sensible a los pulgones, fáciles de identificar, ya que las hojas apicales se enrollan y al mirar en el envés podemos encontrar varios de estos insectos, algo parecido pasa con la mosca blanca, que puede ser otro problema, y también puede llegar a ser atacada por ácaros. Es importante detectar cualquier plaga, y tratar con jabón potásico siempre surte efecto. Si nos pasamos regando hay muchas posibilidades de que se desarrollen hongos y que la planta pueda pudrir, hay que ser muy cuidadoso con este tema. Si las hojas pierden el color verdoso y amarillean suele ser indicador de una carencia de hierro, algo muy característico de esta planta, esto se soluciona fácilmente aplicando al suelo quelatos de hierro, en un par de aplicaciones el problema se resuelve.

Para hacernos con una datura podemos conseguir un ejemplar germinando una semilla o bien enraizando un esqueje, y por supuesto el camino más fácil y rápido que es comprando un ejemplar ya algo más crecidito. Si optamos por la primera alternativa las semillas recolectadas se pueden sembrar en primavera, manteniendo el sustrato ligeramente húmedo; en varios días aparecerán los cotiledones y pronto se podrá pasar esa plántula a una maceta y posteriormente al terreno.

Por esqueje es un proceso rápido y sencillo, los esquejes tienen que ser semileñosos, cortados en bisel, de unos quince centímetros, se hacen en primavera, una mezcla de sustrato de turba y arena, a partes iguales, es la más adecuada. Suelen enraizar sin problema, pero para asegurar el éxito las hormonas de enraizamiento pueden ayudar a acelerar el proceso. Crecen rápido y sin problema, alcanzado en poco tiempo un buen tamaño.

Y por último un aviso. Es importante manipular esta planta con cuidado ya que es muy tóxica y contiene alcaloides que pueden resultar fatales en humanos, por eso es considerada como una hierba mágica, su uso está estrechamente ligado a la brujería, usado en hechizos de amor y en vudú. A la vista de esto creo que me quedo con su uso ornamental.