Una Semana Santa sin Resurrección vendría a ser todavía peor que una Champions sin final, o una llegada a La Meca con la Piedra Negra desaparecida de la Kaaba. Sin embargo, la procesión más importante del calendario católico corre peligro de desaparecer en la próxima Semana Santa, que da comienzo el domingo 20 de marzo, festividad de Ramos. Se trata de la Procesión de Jesús Resucitado, la que pone cierre y culminación a las festividades católicas justo una semana después de Ramos, (será el domingo 27 de marzo). El peligro que corre dicha procesión se basa en que es organizada por la Junta de Hermandades y Cofradías, es decir, no por una cofradía en particular, sino por el organismo que las reúne a todas y que precisamente es la entidad que solicita al Ayuntamiento cada año la subvención para las celebraciones católicas, y que a continuación distribuye el dinero (unos 21.000 euros) entre sus asociados, reservándose una cantidad para la marcha del Domingo de Resurrección.

Por tanto, y como ya se ha confirmado, al retirar el tripartito (PSOE, Somos e IU) del Ayuntamiento la línea de subvención nominal a las cofradías penitenciales lo hace en primera instancia a dicha Junta.

Esta cuestión espinosa será abordada por la Junta de Hermandades en la plenaria que celebrarán a finales de esta semana, pero hay otros aspectos de las procesiones que les inquietan, particularmente los asuntos de logística y de difusión de los actos. En el primer apartado se engloban desde los permisos municipales hasta acotar las calles y desviar el tráfico para que pasen las procesiones (con el respaldo de la Policía Municipal). En cuanto a la difusión, algunos cofrades temen incluso que el Ayuntamiento no imprima carteles ni edite el folleto que cada año sirve de guía de las procesiones para oriundos y foráneos.