Las representaciones gráficas y plásticas más antiguas de las glándulas mamarias femeninas datan del paleolítico, de unos 20.000 años antes de Cristo, y aparecen en pequeñas estatuillas, llamadas Venus. Estas representaciones surgen en un espacio geográfico que va desde Europa hasta Oriente Medio. Son estatuillas, una especie de ídolos, que durante miles de años obedecieron al mismo arquetipo y con las que "se pretendía propiciar la fecundidad humana".

Esta explicación corresponde a la conferencia dictada ayer en Oviedo por el médico y antropólogo José Ignacio Carro Otero, en su investidura como académico de honor de la Real Academia de Medicina del Principado. "Antropología mastológica: glándulas mamarias y lactancia" fue el título del discurso pronunciado por el doctor Carro Otero, presidente de la Real Academia de Medicina y Cirugía de Galicia, en lo que era la apertura del curso 2016 de la institución asturiana.

El experto explicó que, según su aspecto, las mamas pueden dividirse en cuatro tipos: en platillo, semiesférica, cónica y en forma de ubre de cabra. Los dos primeros corresponden a las razas blancas; las cónicas, a las amarillas; y las de ubre de cabra, a las negras. "Cada cultura juzga estos aspectos en función de sus patrones de belleza", indicó Carro Otero, quien agregó que las primeras prendas usadas a modo de sostén de las que se tiene noticia fueron localizadas en la isla de Creta, en el marco de la cultura minoica, y datan de 2.500 3.000 años antes de Cristo.

Según el ponente, en la faceta de la lactancia, las nodrizas más buscadas en España para amamantar a los niños "eran las cántabras y las asturianas".