Yésica Fernández llevaba más de tres años esperando para saltar hacia la barra fija, hacer presa en ella con las palmas de las manos, flexionar los brazos, extender completamente las piernas, situar su barbilla sobre dicha barra -sin tocarla- y permanecer así durante 45 segundos. La joven, de cuerpo atlético -como requieren las bases-, se enfrentaba así a lo que se denominan las "dominadas" de barra, la primera de las pruebas físicas de la oposición municipal que cubrirá 12 plazas vacantes de agentes de la Policía Local.

Hacía siete años que no se llevaba a cabo esta oposición para que el cuerpo de la Policía Local seleccionase sus futuros cuerpos, aunque las pruebas a las que se someten los aspirantes no sólo son físicas, sino que se completan con un examen de conocimientos en leyes y normas, más una prueba de supuestos prácticos o un examen psicotécnico.

Pero antes de subirse a la barra, la aspirante Fernández había superado las mediciones de antropometría, es decir, 1,60 metros de altura en mujeres y 1,65 en hombres. Además, tanto ellas como ellos han de poseer un "somatipo predominante mesomórfico", lo que significa cuerpo proporcionado, torso macizo, hombros anchos, cintura delgada y bajos niveles de grasa. Esto es, un cuerpo moderadamente musculado y refractario al almacenamiento de tejido graso.

En consecuencia, los ectomorfos -delgados en músculo y grasa-, y los endomorfos -estructura ósea grande, cintura gruesa y predisposición a la grasa-, no son los cuerpos adecuados para el servicio.

En suma, los aspirantes deben lucir un índice de entre 18,5 y 28,5 de masa corporal (peso en kilos dividido por el cuadrado de la talla en metros). Con esa configuración corporal de partida -que será verificada posteriormente en un examen médico-, los candidatos tuvieron que superar ayer en las pistas municipales de atletismo de San Lázaro la referida prueba de las "dominadas", o potencia del tren superior, que en el caso de los varones requería también de ocho flexiones de brazos asomando la barbilla por encima de la barra sin balanceo del cuerpo.

Después, se medía la potencia del tren inferior mediante un salto de longitud a partir de una posición con los pies juntos. Fueron dos intentos con un mínimo de alcance de 2,30 metros para ellos y 1,90 para ellas. Y de la arena a la carrera de resistencia: 2.000 metros con marca mínima para hombres de 7.30 minutos y de 8.30 para mujeres. Finalmente, la velocidad, sin tacos: 100 metros en menos de 14 segundos (ellos), y 15,5, ellas. Todo medido y verificado por árbitros de la Federación de Atletismo en un verdadero día de perros con frío y lluvia pertinaz que finalizó casi al final de las pruebas.

"Hemos decidido no paralizar las pruebas, salvo que diluviase, porque el retraso acumulado ya ha sido mucho", comentó el presidente del tribunal. En efecto, tantos años de prórroga desde 2008 pudieron haber influido en que buena parte de los que esperaban acabaran desesperando y el hecho es que ayer comparecieron en las pruebas 48 de los 160 convocados, es decir, menos de un tercio. Lo mismo podría suceder en la mañana de hoy, durante la segunda parte de las mismas pruebas para los restantes 160 enlistados.

"Pero la ley es la ley", reflexionó resignada y cabalmente Yésica Fernández mientras realizaba estiramientos antes de correr los cien metros. A su alrededor olía a linimento y, concentrados en el ejercicio, ya casi nadie se acordaba de que uno de los motivos de la demora consistió en que tanto un particular como el sindicato UGT se enfrentaron a una de las bases de la oposición, aquella que pedía "tener la edad mínima de 18 años y no sobrepasar la edad de 30 años".

"A mí eso me beneficiaba, porque tenía 25 años cuando empecé con esto", agrega la joven aspirante Fernández. Pero, como ya lo había dicho, "ley ser ley".

El juez que tuvo que dilucidar el pleito "incluso acudió a los tribunales europeos, pues los denunciantes invocaron un precepto de la UE", comentó ayer el presidente del equipo examinador. Finalmente, el litigio alcanzó el nivel de los Derechos Fundamentales y el tope de las tres décadas fue eliminado por vulnerar la igualdad entre los ciudadanos, lo que significa que a día de hoy puede opositar una persona de cualquier edad con tal de que no padezca ningún motivo de exclusión médica y obtenga los resultados preceptuados en las pruebas físicas, psíquicas e intelectuales.

Por tanto, los que ayer opositaban físicamente pertenecían a las convocatorias de 2008, 2009 y 2010, para las referidas 12 plazas por turno libre (otras tres son por promoción interna). Ese total de 15 elegidos apenas cubre las necesidades reales de la Policía Local de Oviedo, ya que el número de vacantes por jubilación es de dos o tres al año, "y aumentando, porque la media de edad en el cuerpo es de 50 años", anotó uno de los vocales del tribunal.

No obstante, "otras diez plazas más se convocarán en breve" -explicó el presidente de tribunal- para así cubrir al menos la tasa de reposición de las jubilaciones. El cuerpo de la Policía Local cuenta en el presente con 265 personas, entre mandos y agentes.

Las oposiciones se prolongarán hasta mediados de febrero y el segundo ejercicio consistirá en una prueba de conocimientos (la Constitución, Derecho Administrativo y Penal, ordenanzas municipales, tráfico, etcétera). Después, las mismas materias serán objeto de un examen de casos prácticos, para continuar con la verificación de la aptitudes psicosociales (inteligencia general, fluidez verbal, comprensión de órdenes, razonamiento, atención discriminativa o resistencia a la fatiga intelectual), así como de personalidad (estabilidad emocional, autoconfianza, capacidad empática, interés por los demás, control de la impulsividad, adaptación a normas, resistencia al estrés o motivación para el trabajo policial).