Elena FERNÁNDEZ-PELLO

La restauradora Natalia Díaz-Ordóñez asegura que "las pinturas de San Julián son mucho más minuciosas de lo que apreciamos". Ella formó parte del equipo que realizó la última intervención en el interior de la iglesia prerrománica, en 2011 y de la mano del Instituto de Patrimonio Cultural de España, y ayer, en la conferencia que dio en el salón de actos del RIDEA (Real Instituto de Estudios Asturianos), contó que esos pequeños detalles, que por el deterioro han desaparecido de las partes más accesibles, "se mantienen en las bóvedas".

Díaz-Ordóñez es también la comisaria de la exposición "Santullano desvelado", que hasta el 2 de febrero permanecerá en la sede del RIDEA, y ayer dio la última de las conferencias del ciclo en torno a ese evento. La semana que viene, el lunes a las siete de la tarde y también en el RIDEA, habrá una mesa de expertos que analizarán Santullano desde diferentes perspectivas. En principio participarán Isabel Ruiz de la Peña, Lorenzo Arias Páramo, César García de Castro y la misma Natalia Díaz-Ordóñez, y es posible, según la organización, que se sume algún otro ponente.

Ayer, la restauradora fue exponiendo los pasos dados durante la intervención del Instituto de Patrimonio Cultural de España en Santullano, los hallazgos y conclusiones de la intervención. Explicó, por ejemplo, que los estudios realizados verifican que "los artesanos altomedievales simplifican la técnica romana" en los frescos de Santullano y demuestran una "excelente habilidad técnica" que sorprende a los técnicos actuales.

La restauradora, que ha trabajado en las catedrales de León, Zamora y Santiago de Compostela, relató que ella conoció San Julián de los Prados en la última década de los ochenta "cuando era estudiante de Derecho y notaba ya que en las pinturas faltaba algo, aunque en aquel entonces no sabía qué era". Tuvo ocasión de ir descubriéndolo décadas después cuando trabajó en el interior del monumento.