Las asociaciones de vecinos del entorno del viejo hospital llevan tiempo advirtiendo de los efectos "devastadores" que ha traído consigo el traslado del gigante sanitario al otro extremo de la ciudad, un cambio que entre otras cosas está provocando "el cierre en cadena" de negocios "de todo tipo", asegura Ramón del Fresno, el presidente de la Asociación de Vecinos del Cristo-Buenavista. Mari Carmen Castro tiene una confitería en el barrio desde hace 32 años y es una de las que está padeciendo las consecuencias. "Nosotros todavía aguantamos porque contamos con una cartera de clientes fieles desde toda la vida, pero son muchos los que no han podido con la nueva situación", afirma. En los tiempos de vacas gordas, según señala Mari Carmen Castro, "las personas que iban de visita al Hospital pasaban por aquí a comprar unas pastas o se tomaban un café en los bares de al lado, pero ahora todo eso se ha perdido y se nota un montón". Castro subraya que el aspecto del barrio es actualmente "desolador" y mantiene que "ni siquiera se notan los estudiantes".
