La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El Holocausto, la lección más dura

Setecientos estudiantes asturianos de Secundaria reciben "un golpe de realidad sobre los crímenes contra la Humanidad" en una jornada judía en el Auditorio

El Holocausto, la lección más dura

"Una cosa es que te lo cuenten o lo leas en los libros de historia, y otra muy distinta es ver a una superviviente de una matanza nazi explicar a cámara que las balas pasaron rozándole cuando tenía siete años". Ana Isabel González Rodríguez, de 16 años, salió ayer bastante impresionada de la sala principal del Auditorio Príncipe Felipe durante la pausa de la jornada educativa sobre cultura hebrea y conmemoración de las víctimas del Holocausto, que organizó la comunidad judía en Asturias. Ella es una estudiante más de los 700 que participaron en el acto, provenientes de diez colegios e institutos, y que conocieron el terrible significado de las palabras proyectadas en la pantalla de la sala: "Solución final".

El escenario ayudó a crear el clima adecuado: Una mesa iluminada únicamente por seis velas, una gran pantalla y el patio de butacas en completa oscuridad. Allí les explicaron el origen del antisemitismo, la formación del partido nazi, la creación del Tercer Reich, los guetos, los campos de concentración... Un sinfín de términos y de capítulos de la historia europea del siglo XX que les hizo reflexionar. Las encargadas de dar la lección fueron la presidenta de la comunidad judía en Asturias, Aida Oceransky, y Sara Álvarez, profesora del Instituto Astures, de Lugones.

Tras la narración audiovisual de varios supervivientes a las matanzas y a los métodos antisemitas, un grupo de chicos asturianos subió al escenario y tomó la palabra. Leyeron fragmentos de diarios y documentos de algunas víctimas. Candela Sánchez Martín se decantó por el de Malka-Marisha Rosental, una mujer judía que se libró de la muerte gracias a que un campesino la mantuvo escondida en un tonel durante dos años. "Puede ser que supiera que era judía, pero ello no representaba en absoluto algo en lo que pensar ciertamente a esa edad. No puedo recordar nada respecto al judaísmo en la edad de la niñez, justo antes de la guerra...", leyó en voz alta y clara esta estudiante de 15 años del Instituto Astures, que se confiesa una apasionada de la Historia y a la que le gustaría ser arqueóloga.

Lucas Cepeda Fernández también subió al escenario, y lo hizo con su compañero Stefan Corradini para hablar sobre el campo de concentración de Dachau, en Baviera, al sur de Alemania. Habla con una soltura y seriedad impropias de su edad y asegura que este tipo de jornadas educativas "son un golpe de realidad sobre los crímenes contra la Humanidad". El chaval visitó el campo de exterminio en septiembre del año pasado como parte de un programa de intercambio estudiantil. Le sorprendió "lo cuidado que está, lo aséptico del recinto, y su clara función divulgativa para que un horror así no vuelva a suceder".

Ana Isabel González cree que eso, "que no vuelva a ocurrir nada parecido", es lo más importante. Esta alumna del colegio Dulce Nombre de Jesús (Dominicas), ya asistió a una jornada parecida en 2015. Le impactó tanto que hizo un trabajo escolar sobre el antisemitismo y la cultura hebrea. "Traté de ponerme en la piel de un judío para saber qué pudo sentir en pleno Holocausto", dijo la chica antes de volver a la sala.

Compartir el artículo

stats