El conductor del vehículo todoterreno que arrolló a un peatón el pasado domingo al salir de un garaje privado en la calle Manuel Pedregal no vio nada que obstaculizase la salida y sólo se dio cuenta de que algo fuera de lo normal había sucedido cuando el coche "pegó un bote". Decidió entonces bajarse para ver qué pasaba y se encontró con la terrible escena: un chico tendido bajo las ruedas de atrás del vehículo. Según ha podido saber LA NUEVA ESPAÑA por fuentes próximas a la investigación, así explicó los hechos el conductor, un empresario de 47 años, a los agentes de la Policía Local que le tomaron declaración para elaborar el atestado del accidente. El documento ya obra en poder del Juzgado de Instrucción número 3 de Oviedo, que dirige la magistrada Begoña Fernández. La autopsia no ha podido aclarar si el joven sufrió algún percance previo al accidente.

El conductor del todoterreno, natural de Tineo, trasladó ayer el pésame a la familia por medio de un escrito redactado por la abogada Ana García Boto. La letrada transmitió "por expreso deseo" de su cliente sus "condolencias por el fallecimiento de Efrén Villanueva, haciendo llegar a sus familiares y amigos su más sentido pésame". A la vez, solicitó "respeto para su intimidad, que no desea ver alterada por el interés mediático suscitado por el trágico accidente". En conversación con este periódico, García Boto manifestó que estaba "muy afectado" por lo sucedido el pasado domingo alrededor de las siete de la madrugada.

El accidente tuvo lugar en la entrada a un aparcamiento ubicado en el número 4 de la calle Manuel Pedregal, en plena Ruta de los Vinos. Hasta hace unos meses se trataba de un estacionamiento público, pero ahora las plazas son privadas y la comunidad de propietarios se constituyó como tal hace menos de un año. Los investigadores del accidente creen que el fallecido -con un cargo de responsabilidad en la factoría de Arcelor en Gijón- se dirigía a su vivienda, a escasos metros del lugar del suceso. Por causas que se desconocen, se refugió en el acceso al garaje y ahí se produjo el fatal desenlace.

El entorno del fallecido aún no se explica las circunstancias que rodearon tan terrible accidente y esperan que las muestras enviadas a los laboratorios en Madrid puedan revelar algún dato más para aclarar el suceso.

En la calle Manuel Pedregal aún no se han repuesto de la noticia, cuyos detalles se comentaban aún ayer en el vecindario. Propietarios de plazas en el aparcamiento, en conversación con este periódico, aseguran que justo al salir a la calle "hay un ángulo muerto" que no permite ver la salida, justo a nivel de calle. "No lo ves en un coche normal y mucho menos en un vehículo todoterreno, que tiene más altura. Pobre hombre, nos podía haber pasado a cualquiera", manifestó ayer un vecino del inmueble. LA NUEVA ESPAÑA constató ayer esta dificultades al reproducir en coche, junto a un vecino, el recorrido previo al atropello del pasado domingo.

La capilla del tanatorio de Los Arenales acogió el pasado lunes una ceremonia de la palabra para despedir a Efrén Villanueva, un chico muy apreciado por sus familiares y amigos. Todos estuvieron arropados por el párroco de la iglesia de San Pedro de los Arcos, Jorge Fernández Cortés, con lazos familiares con el difunto. "Estará vivo de alguna manera mientras siga en el corazón de los que le aman", dijo.

Esta es la segunda muerte accidental de una persona en un aparcamiento de la capital asturiana en poco más de un mes. A principios de diciembre el gijonés Álvaro Fernández-Castaño Merediz se precipitó por un hueco del parking de Llamaquique cuando iba a recoger su vehículo de madrugada.