El capataz de la emblemática Hermandad de la Macarena de Sevilla, el médico Antonio Santiago, toda una institución en el mundo cofrade, pronunciará el día 28 de febrero el V Pregón del Costalero de Oviedo. Lo hará en la capilla del edificio histórico de la Universidad. El pregón lo organiza la Hermandad y Cofradía de los Estudiantes, que continúa así con su apuesta de acercar a Oviedo a los primeros espadas del mundo cofrade.
-¿Qué mensaje transmitirá a los ovetenses en su pregón?
-No me siento pregonero, y por eso es un reto muy importante. Para ser pregonero hacen falta requisitos que no están en mi persona. Hablaré de cómo son los costaleros y los capataces en las cofradías de Sevilla, de dónde proceden históricamente, cómo estamos ahora y hacia dónde vamos. No será un pregón al uso, sino una exaltación al costalero desde el punto de vista antropológico y social.
-El Ayuntamiento de Oviedo prohibió a bomberos y policías escoltar los pasos para preservar la laicidad municipal...
-En Sevilla es tradicional que la Guardia Civil acompañe a todos los pasos, y lo hace de una forma voluntaria. Otra cosa es que el dispositivo policial siga haciendo su trabajo.
-¿En Sevilla es imaginable una decisión de este tipo?
-En mi ciudad, los políticos o reman a favor de la Semana Santa o desaparecen. Pueden tener las ideas que quieran, pero esto es de todos los sevillanos de cualquier clase y condición. Por eso colaboran, porque saben que después de seiscientos años en la ciudad, las procesiones están en nuestros genes y no se puede ir en contra, se quiera lo que se quiera.
-Los Estudiantes trajeron desde Sevilla las tradiciones y la estética de los pasos procesionales de la Semana Santa. ¿Cómo lo interpreta?
-La influencia sevillana en los pasos de los Estudiantes debe tomarse con normalidad. Es una cuestión de estética, y en lo relativo a la Semana Santa es habitual que se busque lo que se cree que es una estética atractiva. Pero la cuestión geográfica no debe ser un elemento para tener en cuenta. Estamos hablando de una devoción que entra por los sentidos, especialmente para aquellos que tienen corazón y fe.
-Cofrade, maestro de capataces y antiguo costalero. Casi nada.
-El puesto que ocupo en la Semana Santa de Sevilla es una satisfacción y un orgullo. Es un puesto codiciado por mucha gente, porque ir en las procesiones en un lugar de privilegio por las calles de Sevilla es algo maravilloso. Pero también una responsabilidad muy grande, porque lo más preciado que tienen las hermandades son sus imágenes, que son el centro de la fe de la hermandad. Que la pongan durante horas en mis manos y en las de los costaleros es todo un honor.
-¿Cómo comenzó todo?
-Tengo la suerte de que mi padre era capataz y desde los 13 años comencé a acompañarlo delante de los pasos. Mi ilusión era ya ser costalero, pero por la edad y la estatura no me dejaron. Desde entonces y hasta esta Semana Santa, que cumpliré cuarenta y seis años delante de los pasos, estoy intentando siempre aprender y hacerlo lo mejor posible.
