El Gobierno regional busca financiación para intervenir en los monumentos prerrománicos, sobre cuyo mal estado y abandono alertan arqueólogos, historiadores, restauradores y geólogos. Tras las llamadas de atención de los últimos días, acerca del riesgo que corren las pinturas de San Miguel de Lillo, la Consejería de Cultura mantiene su voluntad de recabar la colaboración del Estado para sacar adelante proyectos como el de conservación y restauración de la iglesia ovetense.

La directora general de Patrimonio, Otilia Requejo, cifra en 1,7 millones de euros -a los que hay que añadir el IVA- el coste de restauración de las pinturas de Lillo. La Administración asturiana espera contar en esta intervención con la supervisión del el Instituto de Patrimonio Cultural de España (IPCE), al igual que en la que también está previsto llevar a cabo en la iglesia de San Julián de los Prados.

El proyecto de conservación y restauración de San Miguel de Lillo ha sido redactado por la restauradora Montserrat Álvarez y la Consejería de Cultura prevé realizarlo en cuatro fases. La voluntad de la Consejería de Cultura es, en palabras de la directora general de Patrimonio, Otilia Requejo, "comenzar a ejecutarlo cuanto antes, toda vez que nuestra capacidad presupuestaria lo permita".

En los muros de San Miguel de Lillo se encuentran las únicas representaciones antropomórficas de la pintura prerrománica -a excepción de los trazos de unos pies que en el interior de Valdediós-. Algunos de los mejores conocedores del arte asturiano advertían la semana pasada en las páginas de LA NUEVA ESPAÑA del grave riesgo que corre un panel, situado a media altura en uno de los muros de la nave sur, en el que está representada una figura humana sentada en un trono y tras la cual aparece la silueta de otra persona. Ese lienzo de pared presenta un evidente abombamiento, a causa de los movimientos estructurales del edificio. El historiador del Arte Lorenzo Arias reclamaba una actuación de urgencia, para consolidar y mantener fijada la pintura, y advertía que si se dejaba pasar el tiempo era probable que cuando se acometiera la restauración no quedase ya ningún resto de la obra original.