Cuando a Juan López le preguntan si vive sólo responde que sí, pero de inmediato aclara: "bueno, realmente vivo en una pajarera porque tengo cincuenta pájaros en dos cuartos". Este fontanero ovetense de 58 años dedica la mayor parte de su tiempo libre al cuidado de sus animales. Forma parte de la Agrupación de Canaricultores "El Carbayón" y participa regularmente en concursos de timbrado español. "Hace dos años quedé en segundo lugar en el certamen de Oviedo, en la modalidad individual", cuenta antes de echar agua en el bebedero de uno de los pájaros que ha llevado a la exposición de aves de timbrado español, abierta hasta mañana en la sede de la agrupación de Oviedo de canaricultores, en la calle Sacramento.
López se gasta "unos 40 ó 50 euros cada tres meses" en comida para sus canarios, la mayor parte, alpiste y mistura. Lo primero que hace al levantarse es darles de comer y beber "y una vez a la semana, limpiar las jaulas". Este fontanero enamorado de los pájaros reconoce que "los canarios son incompatibles con la limpieza" para añadir a continuación que "a pocas mujeres les gustan porque están todo el día manchando y soltando pluma".
El piso-pajarera de este canaricultor está en un populoso bloque de viviendas del barrio de Costa Verde. "Los vecinos nunca me han dicho nada sobre los pájaros, ni se han quejado de ellos. No sé si los oyen o no. Pero cantar, cantan. Para eso son", explica López, que se ha acostumbrado a que haya bajas cada siete u ocho años en su gran gran familia: "Eso es lo que vive de media un canario de timbrado español".
