Los vecinos del "recorrido del horror", del itinerario "del absurdo" -así lo denominaron ayer mismo representantes de Villamar-, vuelven a la carga para que el Ayuntamiento devuelva al oeste del concejo la antigua L-6, más humana -según descripción vecinal-, que aquella que la ha sustituido desde junio de 2014, es decir, la línea "O", con origen en Lubrió y destino en la plaza de América (y a la inversa).

No obstante, fue entre conatos de rebeldía por parte de representantes de otras zonas y con varias llamadas a la concordia de la concejala Ana Rivas Suárez (de Infraestructuras y Servicios, por el PSOE), cómo los vecinos de Villamar tuvieron que exponer las propuestas de mejora para su línea, lo que hacía reverdecer su épica protesta de 2015 contra el Ayuntamiento del PP, respaldados por el grupo socialista.

De aquel tiempo data el nacimiento de la Asociación de Vecinos L-6 de Villamar, cuya representante sintetizó ayer los problemas de desplazamiento: "Estamos a menos de 5 kilómetros de la plaza de América, pero tardamos 45 minutos en llegar allí" (anteriormente eran unos 15 minutos).

En efecto, la línea "O" parte de Lubrió y atraviesa Loriana, Fabarín, La Bolguina, Malpica, Ponteo, El Torollo, San Claudio-San Roque, La Cruz y llega a Villamar, pero de ahí retrocede de nuevo a Ponteo para seguir luego hacia Llampaxuga, Lampaya, El Llano o Villarmosén, y continuar por Las Campas, San Lázaro de Paniceres, La Florida, Díaz Merchán, Manuel del Fresno, Marcelino Suárez, Samuel Sánchez y plaza de América. Dicho en palabras de otro representante vecinal, "a los de Villamar, que somos los que más cerca estamos, nos tienen dando vueltas por la zona del Naranco".

Y más: "El nuevo recorrido se ha triplicado y es de 12 kilómetros por viales estrechos y sinuosos, y la frecuencia de la línea es de dos horas", insistió la citada representante de la Asociación L-6. Mirando al futuro, lo que estos vecinos piden es "una frecuencia no superior a hora y media, yendo y volviendo de Oviedo directamente, y en una línea que arranque en San Claudio". En suma, "volver a la línea 6 antigua", como solución razonable para Villamar y también para lugares del Oeste como Ponteo, Molina, Malpica, Peña Nora, La Bolguina o Fabarín. La citada asociación vislumbra asimismo que en lugar de la línea "O" se podrían trazar dos nuevas líneas alternativas, similares, no obstante, a la ya citada L-6 y a la L-16.

Ahora bien, justo cuando los de Villamar citaron ayer a San Claudio, e indirectamente a Las Campas y La Florida, comenzaron las protestas. "Soy de San Claudio y estoy ofendido por esto", dijo uno de los asistentes; y otro aseveró: "Entre Las Campas y La Florida hay 15.000 vecinos y no se les puede ignorar".

En medio de todo ello, la concejala Rivas, casi como si se tratara de una sesión sobre la "Memoria histórica", imploró a los de Villamar: "No me provoquen a las gentes de otras zonas, no estemos en guerra, no volvamos al pasado".

La Asociación L-6 de Villamar había presentado ayer sus propuestas mediante un detallado plano, pero al comienzo de la reunión, mientras repartía la documentación de la jornada, Ana Rivas indicó: "No hay carpeta para la prensa", y dejó unas 20 sobrantes sobre la mesa presidencial.