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Soledad Pozuelo

"Estes patatines son uno de mis platos favoritos de cuchara"

"Soy una enamorada de mi ciudad, me encanta fontanear y oviedear"

Un rincón: su terraza, con sus plantas y su güertina en macetas.

Soledad Pozuelo Paje es "carbayona" de pies a cabeza, aun habiendo nacido en Cuenca. "Con 1 año ya vine para Oviedo, y aquí he vivido siempre", dice esta mujer que es pura energía. Enfermera de profesión, es una enamorada de cuanto tiene que ver con la cultura popular, la etnografía y la historia de los pueblos de Asturias. En ese sentido, guarda como oro en paño todas las recetas aprendidas de su madre y esos toques personales que hacen que cada plato en cada casa tenga su nombre propio.

"Para LA NUEVA ESPAÑA he preparado esta recetina que es un plato de cuchara de toda la vida, muy sencillín, pero al tiempo muy completo y nutritivo. Está prácticamente al alcance de todas las despensas, es apetitoso a la vista y al paladar, y, además, fácil de digerir", dice esta ovetense, quien matiza que "echa un poquitín de varias cosas", por lo que lo ha rebautizado con el nombre de "Patatines condetodo". "Como verán los lectores, éste es un plato de cocina de nuestras abuelas y nuestras madres, y con caldo gordo, como a mí me gusta. ¡Espero que les preste!", añade, al tiempo que recuerda que este plato "también pueden hacerlo los vegetarianos, si se quita el jamón y se cocinan el resto de los ingredientes. Está igualmente muy rico".

Soledad Pozuelo Paje ha vivido siempre en Ciudad Naranco, un barrio al que le tiene mucha querencia. Mientras pica menudín el puerro y lo pone a pochar en la olla exprés, echa la vista atrás y recuerda cómo era su barrio hace cincuenta años. "Yo llevo aquí la vida entera. Lo recuerdo de niña como un barrio sin asfaltar, lo único que había asfaltado era hasta donde estaba el bar Cantábrico. Había casas pequeñas con huertas. Lo primero que se urbanizó fueron los bloques donde vinieron a vivir mis padres. Todo lo que está urbanizado desde el Archivo Municipal hasta la pista finlandesa eran praos. Los llamábamos los praos de Pepe el Furioso porque de críos le pisábamos el segao y salía furioso a reñirnos".

Gran aficionada a caminar, ya ha realizado el Camino de Santiago en sus diversas variantes. Actualmente está haciendo el Camino Francés. También es una excelente cuentacuentos y tiene entre sus proyectos escribir un libro de cuentos para niños. Como amante de la naturaleza tiene en su terraza una huerta jardín en miniatura distribuida por muchas hermosas macetas. Éste es uno de los rincones favoritos de su casa.

En cuanto a Oviedo, dice que es una ciudad pequeña "que tiene de todo. Soy una enamorada de mi ciudad, tiene mucha oferta cultural, aunque echo de menos un poco más de teatro y ciclos de películas en versión original. Aquí, en Ciudad Naranco, hacen falta también zonas verdes y un polideportivo con piscina". Una de sus grandes aficiones es "callejear por Oviedo", algo de lo que no se cansa jamás, y, sobre todo, "ir al mercado del Fontán", resalta. Así, para los que disfrutan con lo mismo, esta mujer ha inventado dos verbos muy personales: "oviedear y fontanear", algo que ella pone en práctica siempre que puede. Como hoy, por ejemplo.

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