"Está siendo un gobierno apasionante. Todos los días son diferentes. Te levantas y desayunas pensado: '¿hoy qué pasará'. Es fantástico. Gobernar Oviedo es casi un orgasmo permanente. Todos los días pasa algo". Con esta retranca, el alcalde Wenceslao López resumía ayer, entre las risas de su auditorio, lo que está viviendo en sus primeros meses al frente del Ayuntamiento carbayón. Lo espetó en una clara referencia a los roces continuos con sus socios de gobierno. Desde otro ángulo del tripartito formado por Somos, PSOE e IU tiran de otra metáfora para explicar el día a día en el Gobierno: "Esto es como la ONCE, todos los días toca un número".

Pero ayer le tocaba hablar a Wenceslao López. Y lo hizo ante los suyos, los militantes de la Agrupación Municipal Socialista de Oviedo (AMSO), durante la asamblea general del partido en la Casa del Pueblo de la calle Jovellanos en la que presentó el informe del trabajo realizado a lo largo del año pasado. Y lo hizo en su doble condición de Alcalde de la ciudad y como secretario general del PSOE ovetense. López comenzó su intervención serio, haciendo un profundo análisis de "los tiempos inéditos" y "los cambios en todos los órdenes" que se han producido en el espectro político. El Alcalde lo hizo más bien en clave nacional y con el escenario de la carrera de pactos que conducen a La Moncloa como fondo. Pero su discurso encaja también como un guante para lo que está sucediendo en Oviedo con el tripartito. López dejó claro que la irrupción de Podemos y Ciudadanos "es más que una tendencia, es una nueva realidad que está ahí y que seguirá estando".

De ahí que recomendara a los suyos adaptarse al terreno e "interpretar lo antes posible la nueva realidad política", además de augurar que esta situación "va a mantenerse por lo menos diez años". Por eso López recetó "diálogo" y mano izquierda para "transformar conflictos en acuerdos". El líder socialista ovetense utilizó la palabra de moda entre el progresismo: convergencia. "Hay que buscar la convergencia y centrarnos en lo que nos puede unir. A partir de ahora hay que gobernar con el diálogo, el acuerdo y el pacto", añadió. Y por si a alguno de los presentes no le había quedado claro, López advirtió de lo que le ocurrirá al PSOE si no sabe interpretar los resultados emanados de las urnas. "El cambio es imparable. O lo interpretamos bien, o el cambio nos orillará. Es una ola, o nos subimos a ella para gestionarla, o la ola nos va a asfixiar".

En otras palabras, López se erigió ayer como un claro defensor de que Pedro Sánchez pacte con Podemos para hacerse con La Moncloa. Lo que choca frontalmente con la postura de Javier Fernández, el número uno del socialismo asturiano. "Se quiera o no, son tiempos de cambio", prosiguió para animar a los socialistas a "rejuvenecer las ideas y las soluciones".

Finalizado el análisis-discurso, López se bajó del atril, se hizo con un micrófono de mano, echó mano de un registro más coloquial y tiró de "power-point" para dar cuenta de la labor del PSOE en el Ayuntamiento y los problemas que arrastra. Lo primero fue denunciar "los recursos humanos insuficientes e ineficientes" con los que cuenta el municipio debido "a la mala organización" heredada del PP. De ahí su defensa de la nueva estructura funcionarial que ha diseñado el tripartito. López explicó las consecuencias de la falta de personal. "Cualquier expediente o proyecto se eterniza. Como mucho somos una oficina de contratación que funciona con lentitud".

Dicho esto, se centró en el presupuesto, que ha sido el germen de los últimos conflictos en el tripartito. "Espero llevarlo a Junta de Gobierno el día 12 de una puñetera vez. Ya debía estar aprobado", reconoció. También asumió que "habrá que apurar" para poner en marcha algunas obras. Incluso se atrevió a defender que no se readmitan a los operarios del plan de empleo. "Respondo a razones y no a presiones, y más cuando hay dinero público en juego". Y tras el orgasmo munícipe, hoy los militantes valorarán con un "sí", "no" o en "blanco" su gestión.