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La bohemia parisina anima los barrios

Decenas de personas siguen la retransmisión de "La Bohème" desde La Ería, Ciudad Naranco, La Corredoria, Pumarín y Trubia atraídas por "el arte para todos los bolsillos"

El público que acudió al centro social del Naranco. LUISMA MURIAS

Conchita González e Isabel Balbuena siempre han querido ir a la ópera pero no han podido. El precio de las entradas y el número limitado de localidades frustraron sus planes una y otra vez pese a vivir en una ciudad de gran tradición musical. Sin embargo, estas amigas se sacaron ayer "un poco" la espinita en el Instituto de Secundaria de La Ería al ver la retransmisión de "La Bohème" que en ese momento se representaba en el Campoamor. La primera fue andando porque vive en el entorno del palacio de Calatrava y la segunda cogió el autobús desde la Florida. Compró un billete sencillo. Así pues, en total se gastaron 1,20 euros en disfrutar de la obra de Puccini: el broche de la temporada de Ópera de Oviedo.

"Esto de las pantallas en los barrios es arte para todos los bolsillos. Está genial", dijo Conchita en voz baja al notar que se apagaba la luz del salón de actos del centro educativo. Apareció entonces Marzio Conti de traje, batuta en mano y mirando directamente a cámara. "Un saludo al público que nos está viendo desde varios barrios de Oviedo. En el Instituto de La Ería, el Instituto de La Corredoria, el centro social del Naranco, el teatro de Pumarín y el teatro casino de Trubia", dijo el director de la orquesta Oviedo Filarmonía, que no se olvidó de decir hola a las personas que iban a ver "La Bohème" desde Laviana, Pravia, Llanera, Cangas de Onís y Villaviciosa.

Acertó con la bienvenida popular porque consiguió el mismo efecto que en el teatro: un aplauso del respetable. Y es que decenas de personas acudieron a los cinco puntos habilitados en el municipio para proyectar la ópera. Las salas no tuvieron llenos absolutos, pero sí generosos como en La Ería, el Naranco o la Corredoria. Para la directora del Instituto de La Ería, Emma Álvarez, el mal tiempo y el Carnaval en Avilés fueron los causantes de los asientos vacíos. Aún así, estaba satisfecha con el resultado.

También hubo quien vio una oportunidad de negocio en "La Bohème". Antonio Olivas abrió un sábado por la tarde el bar que regenta en el Instituto de La Ería. "Esperaba que viniese más gente, pero no está mal. Hoy vendo vino y cerveza cuando normalmente no tengo alcohol". El hostelero abrió cuando Conti dio una conferencia, aprovechó la pausa entre actos y aguantó hasta el final. Hubo pocos jóvenes o niños entre el público. Esteban Aguirre, de 12 años, fue la excepción que confirma la regla: "Vengo a la ópera por primera vez".

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