La filósofa gijonesa Carmen Baños Pino se interesó por cuestiones de filosofía de la percepción hace mucho tiempo y de ese modo llegó al "problema de Molyneux": un enigma que el autor irlandés, difusor entre los británicos de las "Meditaciones de Descartes" y merecedor de elogios de grandes nombres de la filosofía, planteó a John Locke en una carta. "Molyneux envió a Locke la siguiente cuestión: 'si un ciego de nacimiento que distingue por el tacto un cubo de una esfera del mismo metal y del mismo tamaño, ¿podría identificarlos, sin tocarlos, si recuperara la vista?", explicó ayer Baños. Ese fue el punto de partida para una extensa investigación cuyos principales puntos explicó ayer en la Fundación Gustavo Bueno y que le llevó a la siguiente conclusión: "Es imposible explicar los mecanismos de la percepción como una capacidad innata, o desde alternativas como el empirismo o el innatismo".

Su viaje por la historia de la filosofía para encontrar referencias a esta cuestión planteada por Molyneux le obligó a leer y contrastar las opiniones de decenas de autores de diferentes épocas. "Las respuestas al problema son muy abundantes en el siglo XVII y XVIII y, en general, los que suelen responder a la pregunta de manera afirmativa son los autores de la línea racionalista, y los que lo hacen de manera negativa son de la línea empirista". Su interés por distinguir las relaciones entre el sujeto y el objeto, cuando están talladas desde el punto de vista psicológico y cuando están trabajadas desde la perspectiva filosófica, le descubrió que "la percepción la podemos entender como una construcción". Desde el realismo, este mecanismo se explica como que el objeto está proyectando un reflejo en el sujeto y por eso éste lo ve. Desde el idealismo, esa construcción se explica adjudicando al sujeto una idealización del objeto y es eso lo que proyecta hacia el exterior. "Pero desde nuestro punto de vista, desde el materialismo filosófico, el sujeto, mediante operaciones que tienen que confluir con otros sujetos, configura él mismo al objeto", explica Baños.

Por eso, la filósofa puntualiza que, atendiendo a la cuestión del ciego planteada en "el problema de Molyneaux", a ese sujeto "hay que verlo como un sujeto operatorio, que solo después del hábito, un hecho que hay que entender como una operación constante, ve a los objetos como exteriores a él". En ese caso, son las operaciones del sujeto, de aproximación, de alejamiento o de absorción; y la relación con otros sujetos operatorios, las que explican "la percepción apotética".

La filósofa recibió la felicitación de varios miembros del público, destacando la del propio Gustavo Bueno, sentado como siempre en primera fila. Además, los presentes cerraron su exposición con un sentido aplauso que la conferenciante recibió con agrado y satisfacción.