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Oviedo, el destino ideal chino

La profesora de mandarín Susana Rubio aconseja "aprender las peculiaridades del viajero oriental" para impulsar la economía

Susana Rubio, ayer, en el Talud de La Ería. LUISMA MURIAS

Jamás indique la dirección de una calle con el dedo a un turista chino, no le mire a los ojos, no le de una palmadita en la espalda y evite alojarle en la habitación cuatro o en otra que termine en ese número, aunque sea la mejor suite. Estos son algunos de los consejos que la profesora de mandarín, Susana Rubio, ofreció ayer en su conferencia "Protocolo básico para atender a un turista chino en Asturias", durante las III Jornadas de Empresa y Cultura organizadas en el Talud de la Ería. Rubio, propietaria de la academia de chino "Panda y Tola", tiene claro que es necesario que las Administraciones, los empresarios y la gente de a pie "aprenda las peculiaridades del viajero oriental" para impulsar la economía local.

"Estos visitantes quieren preservar su piel blanca y no buscan sol, quieren cultura y tradición", dijo Rubio convencida de que Asturias y Oviedo son el destino ideal de los chinos, que representan el 30 por ciento del gasto global que hacen los turistas extranjeros en nuestro país. España recibe el 5 por ciento de los viajeros chinos que eligen Europa, y de ese porcentaje Asturias acoge al 1,5 por ciento. "Es una cifra muy pobre que hay que aumentar enseguida", insistió la profesora. A partir de esta afirmación, todo fueron datos, curiosidades y ejemplos de cómo ser el perfecto anfitrión.

Unos 288.000 chinos vienen a España cada año y se espera que la cifra llegue a un millón en 2020. Sus vacaciones son distintas a las europeas y se dividen en tres bloques principales: Una semana por el Año nuevo chino (a finales de enero o principios de febrero), la fiesta del primero de mayo y el Día nacional, la primera semana de octubre. "¿Cuándo se ha visto que los hoteles asturianos estén llenos en febrero? Nunca. Pues podríamos conseguirlo", afirmó con rotundidad la profesora ante un puñado de jóvenes. La mayoría, emprendedores.

Uno de los datos que más llamó la atención de los oyentes fue el dinero que se gastan. Cada turista chino desembolsa unos 1.400 euros de media al día, y suele estar unos diez en total. "Son muy ahorradores y les encanta el lujo. Los productos de marca europeos son un 30 por ciento más caros en China por los impuestos. Así que compran bolsos, zapatos, relojes, joyas o piel", explicó Rubio, que además dijo que "no entran en una tienda si no es para comprar, así que merece la pena atenderles correctamente".

Esa corrección pasa por señalar los objetos con la mano abierta (nunca señalando con el dedo) o por entregarles las cosas con las dos manos porque es un símbolo de respeto. "Igual que a nosotros nos parece mal que escupan en la calle -y ahora lo hacen bastante menos porque les ponen multas en China- ellos ven algunos de nuestros comportamientos con malos ojos". La profesora hizo hincapié en que la hotelería "se ponga las pilas" con el turismo chino. "Nunca hay que darles una habitación que acabe en cuatro porque es sinónimo de muerte. Y digo yo, que querremos que vuelvan".

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