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Enfermeros en busca de aires nuevos

Una tarea menos estresante y sin turnos y un clima laboral más motivador, razones aducidas por los profesionales del HUCA que han logrado el traslado a primaria

De izquierda a derecha, Conchita Blanco, Estela Marcos y Concepción Fernández, ayer, en el HUCA. LUISMA MURIAS

Unos buscan un trabajo menos estresante, con guardias más llevaderas y sin turnos. Otros, una ubicación laboral más estable. Y un tercer grupo confiesa que el trabajo que llevaba a cabo no le satisfacía y aspira a emprender una nueva etapa. Un total de 91 enfermeros con plaza fija en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) han aprovechado un concurso de traslados para cambiar de centro de trabajo. La mayoría se irán a centros salud, cuyas plazas son mucho más codiciadas por la generalidad de los profesionales de la región. En el sentido contrario, 18 enfermeros llegarán al HUCA, una cifra muy baja si se la compara con las 197 plazas ofertadas.

LA NUEVA ESPAÑA ha querido indagar en los motivos de la escasa afección que los enfermeros manifiestan por el complejo sanitario de La Cadellada. Las respuestas las han dado tres profesionales que desempeñan su trabajo en el hospital de día de cardiología y hemodinámica. Las tres tienen en común que se hallan en la cincuentena -"preferimos no entrar en más detalles"- y que tienen a sus espaldas muchos años de servicios prestados en la sanidad pública. Hasta aquí, los rasgos comunes. Ahora, los matices individuales.

"Yo buscaba un sitio un poco más cómodo entre comillas, sin guardias localizadas de 24 horas como las que tenemos en hemodinámica", explica Conchita Blanco González, quien ha obtenido el traslado al centro de salud de La Ería. Por todos conocida como Conchi, deja atrás 33 años en el HUCA. Admite que va a costarle. "Aquí tenía los mejores compañeros y el mejor ambiente que pueda encontrar", señala. A cambio, sabe que en el centro de salud no tendrá que vérselas, al menos de forma habitual, "con situaciones de estrés y pacientes críticos". Por lo demás, enfatiza, "la importancia del trabajo es la misma en un sitio y en otro; no vamos a enseñar nada, sino a desarrollar otro tipo de tarea que sabemos muy interesante y diferente".

Concepción Fernández Menéndez es gemela de su compañera en asuntos de calendario: la misma edad y también 33 años en el HUCA. "Llega un momento de la vida en el que necesitas un cambio", señala. Reconoce, con cierta pena, que forma parte del grupo de los "desmotivados" con el traslado a la nueva sede del Hospital Central. "Me esperaba mucho, pero la forma de trabajar me ha defraudado", indica. Fruto de esta insatisfacción, se ha visto inmersa en un estado de "apatía" del que quiere salir. Además, estima que en el HUCA "el sentir de la enfermería cada vez se valora menos". Ahora le espera el centro de salud de Lugones. "En primaria se hace muy buena enfermería y en los centros de salud podemos aportar algo y aprender mucho". Al igual que a Conchita Blanco, lo que más le cuesta es dejar atrás un grupo de buenas compañeras.

Estela Marcos Díez llevaba 10 años en el complejo sanitario de Oviedo. Sin embargo, por razones diversas llevaba un tiempo en una unidad a la que no se siente vinculada vocacionalmente. "Antes había trabajado en urgencias y voy a volver a urgencias", asevera. Será en el ambulatorio de La Lila, que en noches, festivos y fines de semana centraliza la atención de buena parte de la actividad urgente de Oviedo. "A mi edad, me veo con ganas y con ilusión", subraya.

Ninguna de las tres otorga demasiada importancia al sueldo. Aseguran que no saben lo que ganarán en atención primaria, aunque suponen que la retribución será similar a la que perciben por su trabajo en el HUCA. Eso sí, hacen hincapié en que "tendremos un horario muy bueno, de mañanas, y guardias sólo de tres a ocho de la tarde".

En otra punta del Hospital Central, un enfermero con ciertos galones también se dispone a dejar el HUCA para trasladarse a un centro de salud. Desde el punto de vista de la jerarquía, baja algunos escalones. Prefiere no desvelar su identidad. En su decisión han pesado motivos personales y profesionales. Estos últimos le tienen un tanto perplejo. "No sé lo que pasa en el HUCA, pero el ambiente está crispado, el clima laboral que se respira no es saludable, y tampoco sé de quién es la culpa". No quiere despacharse a gusto ahora que se marcha: "Lo único que pretendo es reencontrarme con mi profesión de enfermero de base, y si algún día estimo que el Hospital Central vuelve a ser un buen lugar para trabajar, volveré sin dudarlo".

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