Recientemente se produjo la renovación de la maquinaria de un negocio deportivo en Oviedo. Para ello, se tuvo que desocupar una calle de vehículos -el pasado viernes día 5 en concreto-, con el objetivo de sacar la maquinaria existente hasta entonces. El sábado día 6 se introdujo en el local la nueva.

Una vez tramitados todos los permisos correspondientes a través de la Policía Local, y ante la incertidumbre de cómo saldría todo -ya que la maquinaria viene en camiones de grandes dimensiones-, uno se hacía a la idea de que iba a estar solo ante cualquier problema que pudiera surgir, planteándose incluso la posibilidad de, involuntariamente, dejar cerrado un barrio.

Finalmente, el viernes no surgió ningún problema, pero sí el sábado. Una llamada nos previno de unas dimensiones del primer camión mayores de las previstas, 14 metros en concreto. Además, parte del sitio reservado estaba ocupado por un coche, cuyo propietario no se percató de las señales que impedían su aparcamiento. A las 7.45 de la mañana llegó al lugar de la descarga de la maquinaria una patrulla de la Policía Local. Esto me hizo respirar, tras interesarse por la situación.

La tranquilidad que me hicieron sentir en ese momento no se puede narrar. Enseguida buscaron los datos del dueño del vehículo para que lo moviera, barajando como última opción hacer uso de la grúa para la retirada del mismo. Esto fue un alivio, pues no me era agradable ese supuesto, teniendo en cuenta que se trataría a buen seguro de un vecino. Una vez localizado al dueño y movido el vehículo, llegó el primer camión, de largas dimensiones, y un agente de la Policía Local comenzó a reconducir el tráfico para que pudiese aparcar en el sitio reservado a tal efecto. Comenzada la descarga de la maquinaria los agentes abandonaron la zona, no sin antes preguntar cuándo vendría el segundo camión. Antes de que se cumpliese la hora determinada que les comuniqué, aparecieron para volver a ayudar a su aparcamiento, maniobra más sencilla al ser un camión de menores dimensiones.

Me gustaría destacar de la patrulla de la Policía que acudió la tranquilidad que me hicieron sentir y su amabilidad. En ocasiones tenemos interiorizado que sólo están para multar y ponernos malas caras, y no es así.

Quiero trasladar mi más sincera gratitud a la Policía Local de Oviedo, a la vez que me gustaría pedir al equipo de gobierno del Ayuntamiento de Oviedo que los cuide, y que piensen que son ellos los que a ciudadanos como yo en este caso, nos trasladan tranquilidad y respaldo ante situaciones como la vivida este fin de semana.