La Cofradía de los Estudiantes escogió desde su fundación, en 2007, la técnica procesional "a costal", consistente en portar el paso de Semana Santa colocando sobre la cabeza una especie de saco de arpillera con una almohadilla -el costal propiamente dicho-, con el fin de proteger la séptima cervical, la que más sobresale en la parte alta de la espalda y sobre la que descansará todo el peso. De ahí el nombre andaluz de "costaleros" pertenecientes a esta agrupación ovetense cuyo nombre completo es el de Hermandad y Cofradía de Nazarenos del Santísimo Cristo de la Misericordia, Nuestro Padre Jesús de la Sentencia, María Santísima de la Esperanza y San Francisco Javier.

Los Estudiantes ensayan sus procesiones desde octubre hasta la Semana Santa por las calles del Oviedo antiguo. El capataz de su paso principal, el de la Sentencia, es Iván Rodríguez Zapico, en el cargo desde hace tres años y también costalero durante ocho años en la Hermandad de la Misión, en Sevilla. "Los costaleros jugamos en cierta forma con la salud y en Andalucía se han dado casos de lesiones serias de espalda o incluso infartos", comenta Iván Rodríguez. Semejante desafío físico reposa en la propia concepción de la Semana Santa como momento de penitencia y de ahí que los pasos se denomines precisamente "pasos penitenciales".

El paso a costal "requiere de una preparación física y técnica importante por las propias características de los pasos", agrega este capataz. En el caso del paso ovetense que los Estudiantes llevan en procesión en la "Madrugá" de Jueves a Viernes Santo se trata de un trono compuesto por un canasto tallado en madera, que es la base para siete imágenes (en el año 2018 serán ocho, el tope previsto); más candelabros, flores y la propia estructura interior, con sus "trabajaderas", o travesaños de madera colocados transversalmente bajo el paso y a los que acoplan su séptima cervical los costaleros. En total, el paso de la Sentencia rebasa las dos toneladas de peso. Pero, además, su espacio interior es reducido: "En cada una de sus ocho trabajaderas caben cinco costaleros, ni uno más ni uno menos", explica Iván Rodríguez.

Esas cifras se traducen en que cada costalero ha de soportar 50 kilos sobre su cuello "y en una ciudad con tantas cuestas como Oviedo eso se nota mucho". Si en cualquier procesión es fundamental el paso "racheado", es decir, "gastar la suela de las zapatillas", bajo el paso de la Sentencia resulta ineludible, "pues de lo contrario, al levantar los pies, el peso te iría botando en el cuello".

Ya durante la marcha, "y con el peso repartido perfectamente entre los costaleros, los problemas comienzan con el peralte de las calles, o si su firme es cóncavo o convexo, o si hay que subir o bajar un bordillo, que es algo que te mata", detalla Iván Rodríguez. En tales casos, un costalero puede pasar de sostener los 50 kilos que le corresponden a una sobrecarga "de 30 más, ya que un compañero puede haber perdido momentáneamente el contacto con la trabajadera".

Pedro López es consiliario segundo de los Estudiantes y presidente del Colegio de Fisioterapia del Principado. Su experiencia como costalero y como profesional de la salud le indica que "si se hace bien el costal con la tela y la almohadilla y el peso cae exactamente sobre la séptima cervical, todo irá razonablemente bien, pero si la carga cae por encima o por debajo de ese punto empiezan los problemas, como la formación de un 'morrillo' o bulto en el cuello". Pero aunque todo vaya razonablemente bien, "después de dar el do de pecho en una procesión como la 'Madrugá', que dura cuatro horas, no son descartables las patologías cervicales y lumbares, o en los gemelos y los cuádriceps", concluye.