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Los problemas que afectan al casco histórico

Repensando el Antiguo

El plan especial del Oviedo Redondo cumple 25 años y urbanistas y vecinos creen que ha llegado el momento de actualizarlo y dar un nuevo impulso a esa zona

La portada de San Isidoro, en la plaza del Ayuntamiento. M.L.

El casco antiguo de Oviedo no es uno. Hay al menos dos Antiguos y siempre ha sido así. Está el de los palacios, la Catedral, el Fontán y sus anejos, calles y plazas para pasear, sentarse en una terraza y hacerse fotos: perfecto para enseñar a las visitas. Hay otro, que empieza en la plaza del Sol y se extiende por Mon y la plaza del Paraguas, donde antes vivían los obreros de la fábrica de gas y los pequeños artesanos y comerciantes y ahora se suceden los locales nocturnos, los solares vacíos y las pintadas en las fachadas. En esos dos barrios, uno para el turismo y el otro en el olvido, vive un vecindario que no supera las tres mil quinientas personas. Hace veinticinco años que el Ayuntamiento de Oviedo aprobó el plan especial del Antiguo, firmado por el arquitecto Francisco Pol. La vuelta a la actualidad del "botellón", tras la masiva acampada del último Carnaval, y el anuncio del gobierno tripartito de un plan de choque para la zona parecen indicar que ha llegado el momento de plantearse seriamente qué hacer con el Antiguo.

Pol, que en 1991 firmó el plan urbanístico que le lavó la cara, con la rehabilitación y las rehabilitaciones de edificios a cuenta de la Administración local, afirma que este tipo de intervenciones requieren un "chequeo" cada ciertos años. Hay que vigilar y rectificar sobre la marcha. "Lo lógico es que cuando se hace un plan especial el Ayuntamiento lo complete con un plan de seguimiento que le permita saber las licencias que se dan y donde se instalan y se cierran negocios y que todos esos datos se contrasten con el padrón continuo. Esa es la forma de ver cómo evoluciona el casco antiguo y es una recomendación que hace la Unesco a las ciudades que son patrimonio de la humanidad", explica Pol. Sólo así, subraya, se pueden tomar buenas decisiones.

En Oviedo no ha sido así. Desde que el alcalde Gabino de Lorenzo asumió el desarrollo del plan de Pol, que había sido encargado por el anterior gobierno del PSOE, el Ayuntamiento no volvió a ocuparse del asunto. Las únicas intervenciones municipales han sido las policiales, bajo la presión de los vecinos quejosos por el ruido o la bebida en la calle.

El Oviedo antiguo ha acabado convertido en "una especie de museo al aire libre", como lo define en un artículo sobre el "modelo Oviedo" que la investigadora Jennifer de Jesús Villa publicó en la Revista de Estudios Urbanos y Ciencias Sociales. En un estudio para la Universidad de Valladolid, llega a la conclusión de que en el centro histórico de la ciudad faltan "equipamientos y servicios básicos que satisfagan las necesidades primarias de sus habitantes, como sería una escuela o un centro sanitario". "El comercio tradicional "tiende a desaparecer" y "muchos propietarios ven negocio en alquilar sus inmuebles sin invertir en su mantenimiento", afirma.

Esa es una constatación que también se oye de boca de los vecinos. Pancho Alonso, el presidente de la asociación "Oviedo Redondo", afirma que "hay muy poca iniciativa por parte de los propietarios, que ponen a la venta los edificios alegremente". Los miembros de ese colectivo, que agrupa a residentes pero también a comerciantes y hosteleros y a gente que tiene sus negocios en esas calles, sostienen que la Administración "tiene que empezar a buscar soluciones" a los puntos negros que quedan en el casco antiguo, que, por otra parte, opinan que no son tantos. Mientras tanto no habrá solución para el Antiguo.

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