Los años ochenta vivieron un "boom" de apoyo al Real Oviedo. Para organizarse mejor, los aficionados se juntaron en peñas. Alberto Álvarez también quiso unirse a la moda. Animado por el dueño del Mesón El Cordero, lugar habitual de tertulias oviedistas, decidió ponerse manos a la obra. Así nació la Peña Herrero que la semana pasada cumplió 30 años. Tres décadas unidas al club azul que les ha servido para experimentar la montaña rusa de emociones que supone cualquier club de fútbol. Aún más exagerado en el caso oviedista. Ahora, con el viento a favor, toca disfrutar del momento del club carbayón.

El nombre de la peña surgió de una forma un tanto casual. "Cuando decidimos formarla buscamos un futbolista que aún no la tuviera, porque muchos ya estaban ´cogidos´", recuerda Alberto Álvarez. Ahí es donde aparece Enrique Herrero, natural de Miranda de Ebro, elegante zaguero de los azules en los años 80. Y eso que al principio no se mostraba muy reticente. "Era algo reacio de primeras. No le convencía porque decía que no era de la casa, que venía de fuera", relata Álvarez. "Pero luego dio el visto bueno y formamos la peña". Álvarez ha sido el presidente en los 30 años, toda la historia de la asociación salvo algunos meses iniciales.

El presidente define a Herrero para los que no le han visto sobre un terreno de juego. "Yo siempre le reproché que a veces nos ponía un nudo en la garganta por su estilo", comenta con una sonrisa; "era el clásico líbero que había entonces. Tenía una técnica muy depurada, recibía pocas tarjetas porque lo basaba en la anticipación". Parece una descripción de David Fernández. "Pueden parecerse pero Herrero era aún más técnico", se apresura a matizar.

La celebración de la semana pasada, en la cafetería Amboan, nueva sede de la peña, reunió a una porción importante del oviedismo de los últimos años. En la cita no podía faltar Herrero, por supuesto. Lo hizo acompañado de un séquito importante: más de 20 personas llegadas desde Miranda de Ebro. El Oviedo también quiso estar presente y allí acudieron Manolo Paredes, vicepresidente, y Miguel Sanz, responsable del área social. Tampoco faltaron algunos veteranos, comandados por Vicente González Villamil, presidente de la asociación. Juan Mesa, comisario del club azul, se encargó de presentar al exfutbolista.

"Para mí es un verdadero orgullo", señala Herrero. "No esperaba que una peña con mi nombre tuviera un recorrido así, pero yo no tengo ningún mérito. Es todo cosa de Alberto y el resto de peñistas que son los que lo mantienen vivo", subraya el exfutbolista.

La Peña Herrero celebra las tres décadas con plena salud. Cuenta en la actualidad con 61 miembros (cuatro de ellos -Joaquín Fernández, Montse Torre y Ana García, además del presidente- llevan en la asociación desde el primer día) y mantiene su espíritu: cada temporada organiza 3 viajes. Los destinos se votan de forma ordenada en la asamblea celebrada a comienzo de cada temporada. Ese año ya han viajado a Miranda (parada obligada como hogar de Herrero) y Ponferrada y piensan hacerlo a Bilbao siempre que no se juegue un lunes.

"En Oviedo se tiene un especial respeto por las peñas, algo que no ocurre en otros lados. Hay ambiente futbolero, las peñas tienen una organización y los colores azules y blanco están por toda la ciudad", ensalza Herrero que prefiere no mirar más allá por miedo al paso del tiempo. "Hace nada estuvimos en Oviedo celebrando el 15º aniversario y en un momento estábamos festejando el 30º. ¡Cómo pasa el tiempo!".

Y en ese tiempo transcurrido, tres décadas ya, la peña ha pasado por todos los estados de ánimo posibles de la mano de su Oviedo. "En estos años hemos tenido de todo: alegrías, decepciones grandes como la de Caravaca, buenos y malos momentos?Pero hay dos instantes que son los que más me han emocionado", relata Alberto Álvarez: "El ascenso de Mallorca en el 88 y el de Cádiz la temporada pasada". Quién sabe, quizás el final de temporada reserve una nueva alegría que unir a las dos mencionadas.