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Al final de la semana

La hora del tripartito

Con las cuentas apalabradas, el gobierno local inicia el tramo que marcará su mandato Debería ser el fin de la disculpa de la herencia recibida

La plaza del Sol, tomada el viernes por la Policía Local para evitar "botellones". LUISMA MURIAS

Oviedo ya tiene presupuesto. Solo resta el barniz legal, cuestión de semanas, plazos y alegaciones varias. Pero la capital asturiana ya tiene cuentas. Ya sabe en qué gastará / invertirá el dinero. Son 223 millones para manejar la ciudad. Es el punto final para los que mandan a los paños calientes, a las salidas tangentes y debería serlo también a eso de la herencia recibida. De momento, Agustín Iglesias Caunedo es pasado (en el sillón de mando), por mucho que una de las patas del gobierno de tres, la de Somos, saque al exalcalde a pasear a cada poco. No hace falta. Ya le tienen otros en su memoria: en casa, por la tensión latente en el PP regional; y fuera, a la espera de noticias desde Lugo.

La cuestión es que la capital asturiana empieza a tomarle la tensión al Ayuntamiento del socialista Wenceslao López, alcalde al fin y al cabo. Rubén Rosón, el concejal podemista de Economía, ya sonríe con sus números y los exhibe en presentaciones como la de jueves pasado, cuando, al estilo de la vieja política, intentó abrumar con un rosario de números. Este año, 28 millones irán a pagar créditos. El podemista presumió, como hacía Caunedo, del mordisco que le da a la deuda histórica; Rosón aparta 110.000 euros para auditar esa deuda, con la idea de aclarar si hubo irregularidades en su génesis. A la espera del resultado queda la ciudad mientras el tripartito deja atrás el calentamiento de los primeros meses y pone a prueba su madurez política.

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