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Una máquina que explica en minutos los pliegues de la Tierra en millones de años

El Museo de la Facultad de Geología, en Oviedo, incorpora una prensa hidráulica que simula con cartulinas las deformaciones de las rocas

Los pliegues de una roca de pizarra, en el museo F. R.

Hace unos 380 millones de años las montañas de lo que hoy conocemos como la cordillera Cantábrica tenían alturas superiores a las del Himalaya actual, posiblemente por encima de los 10.000 metros. En los Picos de Europa nos hemos quedado en poco más de 2.600 metros, la altura del Torrecerredo. Las montañas menguaron por culpa (o gracias, que nunca se sabe) de la erosión producida fundamentalmente por el agua en cualquiera de sus formas. Y es que desde hace 380 millones de años llovió lo que no está escrito.

Esta historia tiene que ver con una prensa hidráulica que acaba de engrosar los fondos del Museo de Geología, en la Facultad de Geológicas en Oviedo. Servirá, explica el conservador del museo, Luis Miguel Rodríguez Terente, "para simular los pliegues de las rocas en la naturaleza".

Un regalo de bolsillo

La prensa también tiene su historia. Es de bolsillo, casi un juguete, y fue restaurada de forma desinteresada -"un regalo a la Universidad"- por la empresa avilesina Talleres Emin.

En realidad, es un prototipo único ideado en la década de los setenta por técnicos de la Universidad de Oviedo. "Llevaba 35 años en desuso", en un rincón de la Facultad de Geología, afirma Rodríguez Terente.

Ahora, resucitada, sirve de laboratorio para que los alumnos de la Facultad y los visitantes del museo comprueben en un par de minutos lo que la Tierra se encarga de modelar en millones de años.

La materia prima para alimentar la prensa hidráulica no puede ser más sencilla: cartones o cartulinas. De distintos colores para que las modificaciones de los pliegues sean más evidentes. Las cartulinas, encajadas con topes por debajo, derecha e izquierda, comienzan a recibir la presión por su parte superior y, mientras la prensa "empuja", el papel comienza a deformarse y plegarse.

No es para menos. La presión equivale a veinte toneladas. Cuando Luis Miguel Terente para la máquina y libera las cartulinas, éstas forman ya un todo compacto, casi una pasta llena de curvas en su estructura interna. La conclusión: "La Tierra se mueve sin parar, éste es un planeta muy dinámico".

En una mano, el papel plegado; en la otra, una piedra de pizarra también llena de pliegues y erosiones. Se parecen, relativamente, porque ambos pasaron por fenómenos parecidos aunque con calendarios muy diferentes. Esos fenómenos son los que explican los pliegues que podemos ver en un acantilado o en cualquier talud de nuestras carreteras.

La primera demostración de la prensa hidráulica rescatada se hizo ayer en presencia del rector Vicente Gotor. Faltaba engrase, pero se superó la prueba que, con métodos artesanales, explica todo lo relativo a la tectónica de placas.

Por cierto, algunas zonas de la cordillera del Himalaya pierden un metro de altura al año. Lo compensan las tripas de la Tierra, que siguen empujando.

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