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Hoy es siempre todavía

"La música me salvó en la adolescencia porque me sacó de casa y me obligó a relacionarme"

"El mánager de 'El Sueño de Morfeo' nos dijo: 'Disfrutad de la primera gira como grupo de éxito porque sólo pasa una vez'"

Javier Méndez, en su casa, junto al Caserón (Oviedo). MIKI LÓPEZ

-No me pillas en mejor momento en muchísimos años. En trabajo y en ganas de crear: dibujo, pinto, esculpo, compongo y busco nuevos sonidos con proyectos locos de hombre orquesta.

Javier Méndez, (Oviedo, 1970) quería ser pintor y es músico. En 25 años ha tocado con 57 grupos, trabaja todos los fines de semana y hace más de 90 conciertos anuales en los que canta con una voz de acero inoxidable y toca el bajo. Giró 10 años con "El Sueño de Morfeo" y sigue con David Feito en solitario. "El Sueño..." lo fue: le llevó al festival MTV, al de 40 Principales, a Eurovisión 2013 y a todas las plazas de toros de España.

Fue un niño feliz en la calle Bermúdez de Castro, jugando en descampados hasta que...

-A los 13 años murió mi padre, sustento económico y emocional. Quedamos mi madre, mi hermano Jorge, mi hermana pequeña, Puri, y yo sin ingresos. Empecé a trabajar a los 15.

-¿En qué?

-Descargué camiones, limpié cristales, fui pintor de brocha gorda, cocinero, camarero... trabajos duros y mal remunerados. El dinero iba para casa. Empecé a ganar algo con la música a los 18, cuando era cocinero en la pizzería de la plaza de Riego.

-¿Había música en casa?

-Mi madre, Lucía, es una melómana llena de vinilos; mi padre cantaba y mi hermano es un genio que toca piano, guitarra... Mi mundo era la pintura y me encerraba en casa. En vez de escribir diarios plasmaba mis emociones dibujando en papel porque no había dinero para otro soporte. Estaba influido por Dalí. La música me salvó porque me obligaba a salir de casa y relacionarme.

Empezó en la música mirando cómo tocaba su hermano Jorge. Oía a Mike Oldfield, Jimi Hendrix, los "Beatles"... Aprendió a tocar la batería viendo conciertos en la televisión y golpeando el sofá con dos flautas. En la orquesta "Cascada" descargaba, pipeaba, tocaba, recogía, cargaba, subía a la furgoneta y viajaba al siguiente sitio de España.

-Estaba deprimido. Pensaba que mi vida estaba condenada a aquello. Tocaba blues y soul con "Beatfevers", un grupo fantástico de versiones que creé en 1992 y a la gente le gustaba pero no daba para nada. Oviedo me ahogaba. Fui a Madrid en 1994.

-¿Tenía ahorros?

-Dinero para el alquiler de un mes. Tropecé con la realidad: pagaban menos por tocar y todo era más caro. Entré en "Electric Playboys", un grupo en el que estaba Willy Vijande, que fue de "Ilegales". La personalidad de los componentes era tan fuerte que la tensión en los ensayos era tremenda. Antes de que explotara me planté en Los Ángeles para tocar el bajo y cantar con dos amigos, uno guitarrista y otro baterista. Creamos "The Gigolos".

-¿Cuánto estuvo?

-Ocho meses. En EE UU la gente te ayuda y, si ven talento, gastan dinero en ti. Una mánager nos movió y tocábamos con John Coraby. Hasta que se torció.

-¿Qué lo torció?

-Me lancé al rock and roll y acabé en el hospital. Tenía dinero, me metí demasiada caña y estuve a punto de palmar. Ahí empecé a ver la luz y a cambiar el enfoque.

-¿Cómo?

-Me ayudó una familia. Ella era una empresaria mexicana y él, un juez guatemalteco. Tenían más de 50 años y 3 hijos pequeños. Habían llegado casi en patera. Igual que ellos recibieron ayuda, me ayudaron.

-¿Cómo los conoció?

-Tocando. Hablamos. Estaba en una situación tremenda con los compañeros y me dijeron "sal de ese mundo tóxico y ven a casa". Pasé dos meses con ellos. Me alojaron en su biblioteca y leí.

-¿Qué tipo de libros?

-Tenían filosofía, esoterismo, espiritualidad, un jaleo en el que deseché las majaradas y fui quedándome con lo que me venía bien. Empecé a ser positivo. No soy religioso, pero sí espiritual. Me quedó mucho del budismo pero no soy budista, ni soy cristiano, pero Cristo me atrae. La espiritualidad me ha preparado también para una bajada, si sucede. Mis grandes bienes son interiores, son la tranquilidad que tengo.

-¿Por qué volvió?

-Mi familia había montado un bar, tenía juicios con la propietaria y yo era el que había firmado los papeles. Mi idea era regresar porque ella se había ofrecido a llevarme y hacer el management a cambio del 5% y sería una estrella. No volví porque encontré el amor aquí y empecé una relación de 7 años, positiva. Hasta entonces todas habían sido turbulentas. Ahora sé que sufría una ansiedad brutal que se me curó. El resto empezó a salir solo.

-Tocó con "Zapato Veloz", "Los Berrones", "Nuberu" y Xuacu Amieva.

-Gané más dinero y conocí escenarios grandes. Comencé a trabajar de técnico de laboratorio en la clínica de un ortodoncista, donde mi chica de entonces era recepcionista y de técnico de sonido en el fórum de en la FNAC.

Tres años después cortó con su chica y volvió a Madrid, donde se vio trabajando en la aparatología para tres clínicas y con poco tiempo para tocar. Hasta que le llamó David Feito, de "El Sueño de Morfeo" para que fuera bajista del grupo en su gira de 2005.

-Volví y me lancé a la piscina. Tenían previsto 20 conciertos que se convirtieron en 110 en un grupo de primera división. El mánager nos dijo: "Disfrutad de la primera gira de un grupo de éxito porque solo pasa una vez en la vida". Hicimos 185.000 kilómetros en 6 meses. Había que convivir, se producían tensiones pero quedó una amistad eterna.

-Habrá conocido a Fernando Alonso. ¿Qué tal es?

-Fantástico y simpático.

Lleva 10 años con Cristina Cañal, una "rubia angelical" que iba a verle a los conciertos de "Los Ministros": "La chica tenía rock and roll". Viven en una casa de Campiello que hizo con sus manos durante siete años.

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