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Las "fábricas" de cal regueranas

Aún se conservan en Las Regueras restos de los caleros en los que se obtenía abono para el campo de cara a la primavera

Calero de Ca Tan de Agüera. Emilio Muñiz

En el mes de marzo, con la proximidad de la primavera, solía comenzar en Les Regueres la preparación de las tierras para cultivarlas. Después del largo invierno, hombres y naturaleza iban despertando de su letargo. Se iniciaba una actividad que durante semanas cambiaba el paisaje, con figuras en los campos atareadas en los preparativos que darían lugar, meses más tarde, a la cosecha con la que abastecerse el resto del año.

Uno de los elementos principales para asegurar el rendimiento de las siembras eran los abonos. Para ello se contaba con dos tipos: el cucho de los animales, que no era muy abundante por la exigua cabaña ganadera, y la cal.

Para obtener la cal se hacían caleros. Los caleros de la zona no trabajaban de continuo y su construcción era sencilla: de forma aovada, con una boca alargada en la base, por la que se introducía el combustible y la piedra, y por la que también se extraía la cal. En los restos que hemos podido ver, la boca de salida tiene forma de arco, redondo o rebajado. En unos, el trabajo de cantería es más perfecto y, en la mayoría, rudimentario. En muchos caleros también se cocían ladrillos y tejas.

El proceso de la fabricación de cal duraba unos 9 días. Primero se llenaba el pozo de piedra caliza, luego se cubría con cotollas, también llamadas cádabes.

Se encendía un fuego que había que mantener vivo unos 9 días, atizando sin descanso día y noche hasta que las piedras se convertían en polvo. Este trabajo se hacía con la colaboración de los vecinos. Luego se caliaba la tierra, es decir, se abonaba con la cal en polvo. Para asegurar el combustible se sembraban fincas enteras de cotollas.

En Les Regueres había muchos caleros repartidos por los diferentes pueblos.

En Biedes hubo al menos doce, de los que solo se conservan restos en La Parada, Biedes, y en Los Llanos, Mariñes. Sí se mantienen los topónimos referentes a esta actividad: El Calero Coroña, El Caliero, Bravo el Calero, El Cantón, La Calera y La Güerta'l Calero.

En Santullano se recuerdan ocho y se conservan restos del Calero del Canto y los topónimos: El Cierro Calero, El Bravo el Calieru y Ente los Calieros.

En Soto se tiene noticia de nueve, pero no quedan restos de su edificación, sólo los topónimos: Los Calieros, El Güerto Calieru, y El Calieru.

En Trasmonte hubo más de diez. La Sierruca en La Ferrería, Los Calieros a la entrada de Agüera y El Calero de Ca Tan aún conservan sus bocas. En Cogollo hubo varios, cuyos hornos se utilizaron también para hacer carbón vegetal. En La Collada y en El Sucu se conservan varios topónimos que hacen referencia a ellos: Canto Forno, Caleros.

En Valsera hubo al menos seis: en Los Arroxos, en La Venta, en Quexu y en Valsera.

En Valduno hubo muchos: en Premoño, en Puerma, en Valle, en Ancineres, y el de Cueves, en Bolgues, quizás uno de los más grandes de la zona y de los más conocidos, hoy desaparecido. De casi todos se conservan topónimos que delatan su presencia: Calero Riba, Calero Baxu, Tierra del Forno, Forno Calero, Caliero, Forno, Calera?

Ya casi nadie recuerda estos trabajos pero estaría bien conservar los restos de los caleros que aún existen. Debe quedar la memoria y el testimonio para generaciones venideras.

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