El concejal de Economía, Rubén Rosón (Somos) y el líder popular, Agustín Iglesias Caunedo, volvieron a protagonizar ayer el episodio más bronco de un Pleno donde la tensión fue de menos a más. Como muchas otras veces, Rosón reservó una parte de su intervención para dirigirse a Agustín Iglesias Caunedo y recordarle su imputación en la trama corrupta del agua. Le pidió directamente al exalcalde que se apartara de la política y le "hiciera un favor a los ciudadanos" y también "al PP" un partido "acosado por la corrupción". Rosón le exigió a Caunedo que le "hiciera caso" a la presidenta del PP en Asturias, Mercedes Fernández, que la semana pasada instó al líder popular ovetense a dejar su cargo "si no puede ser visible" en el Ayuntamiento. "Si no puede realizar una labor digna de oposición, apártese", le dijo Rosón a Caunedo. Y citó los 44.000 euros de su sueldo y los viajes "con varios" por los que está siendo investigado. Sucedió que esta vez, a diferencia de otros episodios similares, Caunedo no se calló. El exalcalde ha cambiado su estrategia. Si el martes pasado respondió a Mercedes Fernández con su mayor intervención en un pleno en nueve meses, ayer Caunedo contestó con dureza a su principal "azote" en el Ayuntamiento. Con el micrófono cerrado pero con la energía suficiente para ser escuchado, Caunedo llamó a Rosón "indecente", "vago", "faltoso" y "jabalí" ante la sorpresa de varios concejales. "Éste es un jabalí", insistió.