"La jurisprudencia es el aspecto del derecho que más puede parecerse a una ciencia, ya que ofrece un objeto del que no se puede salir y del que se extraen enunciados". Ésta es una de las principales conclusiones expuestas ayer en la Fundación Gustavo Bueno, en Oviedo, por Alberto Crespo Ballesteros, doctorando en filosofía del derecho por la Universidad Complutense de Madrid.

"¿Es posible una filosofía del derecho materialista?" era el título de una ponencia cuyo autor se ha propuesto como objetivo, en última instancia, "aplicar la teoría del cierre categorial a la ciencia jurídica". Dicho de otro modo: someter al derecho a la criba del materialismo filosófico con el fin de dirimir "si es una ciencia o no". Todo ello tomando como referencia la doctrina de autores como Jesús Vega o Karl Larenz.

Gustavo Bueno ha encuadrado las disciplinas jurídicas en el ámbito de las ciencias betaoperatorias, aquéllas en la que el sujeto gnoseológico no se puede abstraer. ¿Qué significa esta distinción? Para comprenderla mejor, señaló Alberto Crespo, puede establecerse una contraposición con lo que sucede con las ciencias puras (matemáticas, biología...). "El teorema de Pitágoras es lo que es, con independencia de quién lo haya descubierto o del sujeto que lo aplique, porque el resultado va a ser el mismo. Sin embargo, la decisión de un jurista empapa el resultado. No segrega al científico, que siempre asume un papel. Lo que haga un jurista es distinto de lo que haga otro. En las matemáticas, el científico queda fuera, pero en el derecho el jurista o el legislador pueden tomar partido. A un legislador, una ley puede parecerle justa o injusta", glosó el conferenciante.

A juicio de Alberto Crespo, el derecho "no puede ser considerado una ciencia estricta, una ciencia dura". Partiendo de la citada concepción de ciencia betaoperatoria, su investigación doctoral consiste en tratar de desarrollarla un poco más. "¿Qué verdades puede ofrecer el derecho? Desde luego, verdades muy distintas a las matemáticas. No existe consenso sobre la verdad en el derecho. Por ejemplo, los principios rectores de un código penal pueden ser muy diversos. Pueden ser el castigo o la reinserción, y en función de cuál se elija los resultados serán diferentes", enfatizó.

Crespo efectuó un paralelismo entre la filosofía del derecho y la filosofía de la música, también habitual en los análisis de Gustavo Bueno. "La música puede funcionar muy bien, es una práctica que no permite una arbitrariedad total, pero tampoco hay un dogmatismo. Quizá pueda decirse que el derecho es una práctica prudencial", señaló el ponente.

Su análisis de la jurisprudencia le llevó a concluir que "es lo único del derecho que se acerca a la ciencia, ya que estudia las leyes y extrae de ellas enunciados de forma deductiva; no se puede salir del orden jurídico vigente". Abundando sobre esta consideración, Crespo señaló: "La historia del derecho estudia el derecho, pero desde los métodos de la historia; la sociología del derecho estudia el derecho desde el punto de vista de la sociología. Sin embargo, la jurisprudencia estudia el derecho con los métodos jurisprudenciales, que no son científicos, pero son los que realmente tratan el derecho como un sistema de normas".

Alberto Crespo elogió el trabajo de divulgación que lleva a cabo la Fundación Gustavo Bueno. Una labor que -confesó- propició "un giro" en la temática de su tesis doctoral.