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Al final de la semana

Oviedo, escuela de política en tiempo real

El tripartito, sin proyecto municipal común, aprende a base de golpes; Somos, objeto de la crítica interna

Oviedo, escuela de política en tiempo real

A un concejal socialista de Oviedo lo pusieron firme unas semanas atrás en las redes sociales cuando, para defender su papel en cierto asunto, escribió que intentaba hacerlo lo mejor posible y que cada día aprendía algo nuevo. Le respondieron, más o menos, que a aprender, al cole, que aquí se venía a gobernar y a defender a los ciudadanos. Para sacar adelante en condiciones un gobierno de tres partidos no basta con el trabajo. Hace falta experiencia, mano izquierda, trabajo y liderazgo. Y con todo eso, construir un proyecto político, un manual de estilo del que no desviarse, una especie de seguro de vida contra las crisis, los celos y las tiranteces en un lugar donde tienen que lucirse tres cuando lo habitual es que haya solo uno. Poco de todo lo anterior pasa en Oviedo.

Aseguran que el alcalde trabaja a destajo, aunque la energía se le va en esfuerzos inútiles; le resulta imposible cohesionar al grupo, lograr un proyecto conjunto y reflejar con resultados todas las horas que dedica al Ayuntamiento; las culpas tienen padres, tres, cada uno con una actitud. La del PSOE es la del mal picador, empeñado en trabajar donde solo hay piedra y no mineral; IU es un espectador sorprendido por las circunstancias y Somos, el que va a clase a pasarlo bien y, si acaso, a sacar algo para sí mismo, si es posible, copiando. Tienen hartos a IU, y a los socialistas y, en concreto, al Alcalde; no hay más que rascar un poco en el entorno de los socios para escuchar el descontento. La marca de Podemos confunde a menudo los intereses de partido con los del Ayuntamiento; los revuelve, los mezcla y salen cócteles intragables. La caravana presupuestaria de Rubén Rosón (Somos va barrio a barrio explicando el presupuesto municipal por los centros sociales) o sus vallas publicitarias junto a la líder Taboada y otros concejales (los podemistas contrataron varios cartelones en los que ponían la marca del partido a las medidas del Ayuntamiento, si bien impulsadas por ellos) difícilmente habrían salido adelante con un gobierno tripartito compacto.

Las grandes banalidades

Con nueve meses ya de gobierno, en el Ayuntamiento de Oviedo se echan de menos los grandes debates. Poco se escucha sobre los terrenos del viejo HUCA en el Cristo, nada avanza acerca del enorme solar de la fábrica de armas y tampoco se tienen noticias de planes de peso ante la próxima revisión del Plan General de Ordenación; de explotar la relación con la Universidad y hacerla un motor para la ciudad, para qué hablar... Y así, la sensación es que el Ayuntamiento se ha transformado en un gran aula de prácticas políticas en tiempo real y con casos reales para que los concejales vayan aprendiendo e intentando hacerlo cada día mejor, aunque sea a base de golpes y enfrentamientos. Y aparece el debate de lo banal, la bronca por la bronca y la discusión fácil. Hay ejemplos conocidos de cada día. Menos conocido es que en una de las últimas reuniones semanales de concejales con responsabilidades (juntas de gobierno) apenas se dedicaron tres minutos a explicar la negativa del Ministerio de Defensa a devolver al Ayuntamiento la parcela de la fábrica de armas; no pasó de otros dos minutos el debate sobre el futuro del Asturcón, pero se tiraron más de media hora hablando del asturiano y su aplicación práctica en el día a día de la ciudad. Una cuestión claramente de perfil técnico, que los ediles se empeñan en controlar, por esa guerra de celos que hay entre los socios. Acaban perdidos en el detalle banal, en el remate puntilloso de corto alcance, y dejan a un lado las actuaciones políticas, las que marcan de verdad el rumbo de una ciudad como Oviedo.

El debate del remanente

Con tan poca costumbre de diálogo, en el seno del tripartito afrontan con dudas uno de los debates pendientes. Qué hacer con el remanente de tesorería, unos 18 millones que deben ser el corazón de las inversiones. Esperan que no cunda el ejemplo de la elaboración del presupuesto, cuando la ausencia de un debate político dirigido por el Alcalde -hubo nula colaboración entre los socios- retrasó semanas el proyecto.

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