El arte es su profesión y su pasión; el motivo que los unió y que los mantiene así desde diciembre de 1994. Pero, a pesar de compartir intereses, gustos, amor y familia, es poco habitual que el poeta y corrector de LA NUEVA ESPAÑA Hermes González (Las Segadas, Ribera de Arriba, 1966) y la diseñadora gráfica Carmen Santamarina (Oviedo, 1966) realicen trabajos juntos. Cuando lo hacen, garantizan el éxito. De hecho, su última colaboración los ha hecho merecedores de uno de los accésit del premio internacional de poesía visual "Francisco Pino", que concede la Fundación Jorge Guillén de Valladolid, gracias a su obra "Índice".

"Era la segunda vez que nos presentábamos. En la anterior, sólo fuimos seleccionados", cuenta Santamarina. Pero esta vez todo salió a pedir de boca. "Le estuve dando vueltas a la idea una mañana. Quería hacer algo a partir de arquitectura y planos. Abrí un cajón en el estudio y me encontré un índice de los años 50 que había comprado en el Campillín. Y lo vi claro", añade la diseñadora. Inmediatamente se lo contó a su marido, y a él se le encendió una luz. "Me dijo 'índice' y al momento pensé en hacer un poema con una palabra de cada letra", explica el poeta. Buscó el ritmo y la sonoridad con palabras poco utilizadas en poesía y que comenzaran por cada una de las letras del abecedario, menos la "w" y la "ñ", que no figuraban en el índice original, y la "t". "Sí aparece, pero es una errata por falta de tiento o de tiempo", bromea.

Los artistas recrean en esta obra el concepto del tiempo, el juego de lo oculto en el interior de unas páginas, las posibilidades detrás de una letra y el abanico de sensaciones que produce pasar página, en el sentido amplio del concepto. La profundidad que esconde este trabajo aparentemente sencillo tiene mucho que ver con la conexión que existe entre ambos. Además de su proyecto personal, sus trayectorias profesionales van de la mano. Carmen, hija de José Santamarina, uno de los pioneros del diseño gráfico en Asturias y en España, se encarga del diseño de todas las obras de su marido. Además, ella y sus hijos inspiran muchas de sus creaciones. "En 2001 vio la luz mi último poemario publicado, 'domus carmina'. 'Domus' en latín significa casa y 'carmina' viene de 'carmen', poema: poemas de la casa. Es el todo. Desde que ella está en mi vida, todo es 'domus carmina' ", asegura el poeta. "Es un romántico", añade ella entre risas.

Su casa, laboratorio de ideas y germen de proyectos, como la editorial Malasangre, que comparten con varios amigos, ofrece un paisaje compuesto por centenares de libros, obras de arte, recortes de revistas de los años 60 y 70, lápices, libretas, tijeras, escuadras y cartabones. "Aunque no compartimos trabajos, el arte bien puede surgir mientras cocinamos o vemos una película", afirma Santamarina. Ese enriquecimiento mutuo hace que crezcan como profesionales y que, de vez en cuando, se animen a compartir proyectos que, como el índice, pueden acabar en premio.