Yoli de la Fuente Martínez es una gallega a la que el amor le trajo a Oviedo. Eso si, su compañero también es gallego y del mismo lugar: Santiago de Compostela. "Me vine a Asturias por amor", dice refiriéndose a Alberto Álvarez. Ambos son los padres del pequeño Rubén, de 18 meses. Mientras trabaja la masa de la empanada en la cocina de su casa, en el barrio del Cristo, recuerda con cariño su infancia en la tierra en la que nació y cuyas raíces, como buena gallega, siempre tiene presentes. Ahí, entre esos recuerdos, hay uno que supera con creces los demás; el de su padre Aurelio de la Fuente, fallecido muy joven y quien la inició, ya desde niña, en los secretos, saberes y pasión por la cocina y los pucheros.

"Yo cocino desde muy joven. La cocina es mi pasión y además tuve el mejor de los maestros, mi padre. A él le también le gustaba mucho y aprendió, a su vez, de su madre, mi abuela. Se le daba especialmente bien la parrilla; era un especialista en preparar churrasco o pollo a la brasa y los arroces también le salían muy ricos. La primera vez que entré a cocinar con él tenía yo 12 años para freír patatas", afirma no sin cierta emoción en la voz y en la mirada.

Estudió para auxiliar administrativo pero no llegó a trabajar de tal. Eso sçi, su tremenda afición a la cocina la ha llevado a publicar en las redes sociales y desde hace ya un tiempo un interesante blog que, con el nombre de Las recetas de Yoli, ofrece a sus numerosos seguidores un importante número de recetas de todo tipo, bien explicadas y apetecibles de hacer, así como sus experiencias como viajera. "Lo primero que hice en mi vida fueron unos espaguetis con carne que al final me quedaron fríos", dice con una sonrisa. Un pequeño contratiempo que no la detuvo. Todo lo contrario. Yoli de la Fuente dedica gran parte de su ocio a cocinar, a buscar y preparar nuevas recetas. "Soy totalmente autodidacta. Cuando me sale mejor es cuando improviso. Me gustan especialmente los platos contundentes; pote, fabada, los callos . En Galicia estos últimos se hacen diferente que en Asturias, allí siempre se sirven con garbanzos. Y la filloas no son dulces. Yo la hago con el caldo del cocido. A mi me gusta comerla metiendo dentro de la filloa el chorizo del compango. Está buenísima".

En cuanto a Oviedo, no tiene más que buenas palabras, aún viniendo de una ciudad tan guapa como Santiago. "Yo allí vivía a las afueras. En Oviedo a poco que camines tienes de todo. La ciudad es muy bonita. Yo voy andando a cualquier parte. Eso sí, en mi barrio se nota la crisis; han cerrado varios locales y te da pena", afirma. Entre sus lugares favoritos de la ciudad está el campo de San Francisco, a cuyos columpios acuden con su hijo Rubén; el casco antiguo de la ciudad y también el café Jardín. "Al niño le encanta la tortilla de patatas que hacen allí", dice sonriendo. Y a ellos también, claro.