El colegio Narciso Sánchez, de Olloniego, intenta compensar su pequeña matrícula (setenta alumnos) y su ubicación en un entorno rural con el desarrollo de un programa de apertura de centros que mantiene a los estudiantes en contacto con múltiples ámbitos de la sociedad. "Nos apuntamos a todo para no quedar descolgados", explica Santi Alonso, tutor de los más mayores del colegio, de 5º y 6º de Primaria. Programas de seguridad vial, de reciclaje, de biblioteca, cuentacuentos, visitas al cuartel de los bomberos, charlas con futbolistas del Real Oviedo y viajes de estudios, aunque sea con un grupo reducido... Para que a los niños de Olloniego no les falte de nada. El colegio también fue pionero en la implantación del programa de educación bilingüe.

El colegio Narciso Sánchez, que toma su nombre de un maestro muy querido en Olloniego, acoge alumnos de pueblos ubicados en concejos limítrofes con Oviedo, Valmurían (Mieres) y Sardín y Pico de Lanza (Ribera de Arriba). Y tiene otra particularidad más: al contar con pocos alumnos, las clases están agrupadas por ciclos, de manera que comparten clase niños de distintos niveles educativos, aunque se realizan desdobles para atender la elección de las asignaturas optativas. Si bien la matrícula del centro ha descendido desde su apertura, en 1970, en los últimos años el alumnado va a más. Este curso, por ejemplo, el Narciso Sánchez cuenta con 8 niños de 3 años. "Está repuntando poco a poco", explica la directora del colegio, Guadalupe Abechuco, que ocupa el cargo desde hace ocho años, aunque lleva como docente en el colegio desde 2006. La mayoría de los docentes del centro (doce en total) viven en Oviedo y acuden a trabajar a Olloniego. "Son diez minutos, un paseo. Y aquí se trabaja muy a gusto, hay muy buen ambiente, tienes un trato directo con toda la comunidad educativa y el ritmo es más pausado que en un colegio grande", asegura Inés Fernández Avello, maestra de Psicología Terapéutica en el colegio Narciso Sánchez.

El centro tiene desde hace más o menos una década jornada continua y cuenta con un comedor con cocina propia, donde se quedan a comer la mitad de los alumnos, que también disfrutan de un variado abanico de actividades extraescolares.

El centro dispone de dos patios, un gimnasio, biblioteca y este año, gracias a una subvención de la Consejería de Educación, ha podido estrenar un aula de nuevas tecnologías. Aunque el colegio fue construido en los años sesenta, su mantenimiento a cargo del Ayuntamiento de Oviedo conserva las instalaciones en buen estado.